lunes, 18 de junio de 2012


LA LEALTAD MAL ENTENDIDA

"Si todos los hombres pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado"

Rudyard Kipling

El corporativismo es elemento imprescindible en la “Estrategia de bandos”. La defensa de los tuyos por encima de todo. El grupo de adscripción antes que el argumento. La expresión mas extrema de la exigencia irracional que para algunas personas supone la pertenencia a un grupo.
Esta “ética de la lealtad errónea”[1] de defender a los míos a toda costa (aun por encima de la verdad y la justicia), en que primero se comprueba si alguien es de los míos para defender lo que sostiene y luego ya se verifica si estamos de acuerdo o no con lo que sostiene, lleva a puertos absurdos (con esa base de salida era de esperar) como por ejemplo:          
  • Dar más importancia al grupo que a los principios que defiende y por los que el grupo nace y existe.
    A menudo se pertenece a un grupo o se desarrollan actitudes sociales solo por este factor, sin reflexionar en el acuerdo o desacuerdo con los principios que este defiende. O lo que es peor se actúa en contra de aquellos pero se defiende la pertenencia al grupo. Eso sucede con mucha frecuencia en mi opinión con los partidos políticos o con las cofradías y hermandades de Semana Santa, el Rocío, la mayor parte de los sacramentos de la iglesia católica (la misa, las bodas, bautizos y comuniones) y en general la esencia misma de pertenencia a la Iglesia. Grupos sociales que al evolucionar abandonaron los principios que les dieron razón de ser pero que a cambio han ganado en refuerzo del grupo de pertenencia (y han buscado otros principios mejores que defender aunque ya ni se parezcan a aquellos).
  • La postura interesada y egoísta de posicionarse en defensa numantina e irracional de tu clase, casta, gremio, oficio.. solo por un argumento defensivo: para que cuando tú lo necesites ellos te defiendan a ti. Es de lo que a veces se acusa a los jueces, médicos, políticos..
  • Posicionarse a ciegas de antemano junto a personas que no conocemos ni sabemos lo que piensan (y mucho menos si vamos a estar de acuerdo con ellas) solo por el hecho accesorio de reconocer en ellas algún elemento distintivo de pertenencia a nuestro grupo (social, clase, gremio..) en algunos casos tan definitivos como un estilo de ropa, una marca, un peinado, un vehículo (moteros, algunos dueños de coches de marca) o una forma de llevar atado el jersey sobre los hombros,..
  • Defender planteamientos absurdos, ilógicos, contradictorios, falaces, .. o directamente falsos.. solo porque los ha enunciado uno de los nuestros. Luego ya veremos si tenía o no razón o siquiera si estamos de acuerdo con ellos (o si son ciertos o justos). El colmo es cuando se defiende lo contrario de lo que se piensa por esta causa.
“A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio”.
Credo de la Legión[2]

Por supuesto que la pertenencia al grupo y el asociacionismo tiene mucho de positivo, pero no hay que confundir esto con el corporativismo, que no tiene vertiente positiva en mi opinión. La defensa de intereses del colectivo solo tiene razón de ser en la medida en que lo es de los componentes individuales de este y no hay porque ser corporativista para ello.

Por otra parte la lealtad es otra cosa, siempre tiene doble sentido y  pone por delante los principios éticos individuales.

La expresión mas polarizada del concepto de “corporativismo” es el nacionalismo y sus exigencias axiológicas. Todo lo que supone anulación del individuo por pertenencia al grupo es negativo. El grupo existe para servir los intereses del individuo y no al contrario. La demanda de sacrificios en aras del interés común es indicio de totalitarismo. Como mínimo sospecha.


[1] Hay otras que no lo son como la de “Los míos antes que yo” o la de “tanta lealtad te debo yo a ti defendiendo lo que sostengas como tú a mí no sosteniendo idioteces para no obligarme a dejarte solo”
[2] Que como lema de refuerzo del espíritu de cuerpo para la batalla es válido pero como argumentario filosófico deja mucho que desear.

2 comentarios:

  1. Es complicado hablar de este asunto, o, más bien, complejo, a veces es beneficioso la pertenencia a un grupo, no sólo para el individuo, sino para el grupo, y, a veces, para toda la sociedad.

    Pero, ¿dónde está el límite entre la "defensa conjunta" y el "todo vale"?

    Supongo que ahora podría decir la frase "La Lealtad debe estar por encima de todo, excepto del Honor.", pero estaríamos igual, porque los conceptos "lealtad" y "honor" o, más bien, lo que conllevan, pueden ser muy distintos según quien los utilice.

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  2. La pertenencia al grupo es beneficiosa en la mayor parte de los caso. Cuando no es así suele ser por dos motivos:
    - La esencia misma del grupo, lo que le dar razón de ser, es negativo.
    - La pertenencia al grupo exige renuncia a los propios principios (o se renuncia a ellos aunque no lo exija)

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