viernes, 21 de octubre de 2016

NUESTRA PROPIA SEGUNDA ENMIENDA


Escuchando estos días a los líderes de este país te puedes dar cuenta de que la cuestión no es fácil. Hay demasiado en juego. No solo la cuestión de fondo, que parece quedar en algo meramente anecdótico frente al debate sobre la libertad individual versus la ética implícita que conlleva. Ningún candidato a presidente ni partido nacional se atreve del todo a proponer su desaparición. Saben que pierden simpatizantes si lo hacen. Aunque se tiende a identificar su defensa con posturas conservadoras e incluso ultraconservadoras hasta los menos reaccionarios se resisten a enemistarse con sus defensores. Ni con los poderes económicos que hay tras ello (Porque es innegable que tras la actividad hay mucho dinero y grupos económicos de presión interesados). Todos son potenciales votantes. 

Para unos se trata de una cuestión de ética, para otros un derecho. Las posturas se polarizan y son muy viscerales. Nadie entiende los argumentos de la otra parte. Son, según cada cual, tan claros los argumentos en defensa de su postura que no conciben los de la otra. Y sus detractores son tachados de enemigos de la libertad individual al grito de "Si no quieres no lo hagas pero déjame a mí hacerlo". Para aquellos por su parte sus defensores son poco menos que consentidores de asesinato o peor. Sus bandos están enfrentados. Hay figuras y celebridades en cada uno de ellos defendiendo vehementemente sus respectivas posiciones. Son miles en cada lado. Y ambos se creen en posesión de la verdad. Se producen manifestaciones públicas en su defensa o contra ella. 

Sus aficionados lo identifican incluso con una cuestión de esencia nacional. Un símbolo de un país, una cultura, una forma de ver la vida. Hay partes del país en que lo consideran tan propio que se ha convertido en todo un símbolo de esa zona. Hay otras en que se  han dictado leyes para limitarlo o incluso eliminarlo. La cuestión se ha convertido en centro de la controversia política. Hasta geográficamente dentro del país dividiendo territorios aunque dentro de cada uno de ellos haya a su vez gente a favor y en contra. Sus bandos se han posicionado ante el público como defensores de la modernidad y el progreso unos y de la tradición otros. Y nadie admite que lo otro pueda ser cierto.

No cabe duda de que conlleva una enorme carga estética que hasta supone cierta erótica. Tiene mucho que ver con el éros y el tánatos. Mucho que ver con la muerte.

De lo que no cabe duda es de que mueren personas cada año.


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