lunes, 19 de febrero de 2018

LA POLARIZACIÓN DEL BANDISMO (Y valga la redundancia)

"- Pero yo ... ¡odio a los romanos!
- ¿Ah, si..? ¿Cuanto?
...
- ¡Mucho!
-Admitido"

La vida de Brian
Monty Pithon


Resultado de imagen de polarización



- Son estos tiempos extraños, amigo Sancho.

Sociológicamente asistimos a un momento desagradable en las relaciones humanas. Vemos al mismísimo bandismo polarizarse. Y ya es el colmo. No solo es que se asuma como normal que las personas estemos en frentes, sino que vemos como estos exageran sus posiciones llevándolas al extremo del arco y ya solo se admiten las posturas si son opuestas en su expresión más gráfica y alejada.

Esto tiene varias explicaciones. Yo me quedo como Okham (Y como Holmes y como Guillermo de Baskerville) con la más evidente: el pensamiento ha reducido su nivel al del eslabón más débil y reinan los idiotas. Si no, no me lo explico.
Se trata de  ayudar a entender la realidad a los menos inteligentes (y ya de paso pues si los manipulamos un poco no va mal) y para eso nada como una explicación visual, para bobos, para que hasta el menos capaz la entienda. Las concepciones e ideas no pueden tener matices. Mucha gente no alcanzaría a entenderlos. Así que hay que explicar la realidad con dibujos, como los relieves en las catedrales en la edad media para el vulgo. Los simples necesitan exposiciones sencillas y fáciles de comprender. Y ninguna mejor que la imagen de dos orillas, de un arco en que situarse (mejor en los extremos), la idea de "estás conmigo o contra mi" y "nosotros pensamos A y los otros B". O su expresión más manipuladora: "No nos vale con que digas que eres de los nuestros, tienes que ser el más fanático de los nuestros, o si no, no te creemos". Y claro, así nos va. Eso tiene sus consecuencias.

En ello influyen de manera determinante otros rasgos sociales de nuestros tiempos. Creo que uno de los que más lo hacen es el del curioso fenómeno reciente del "adelgazamiento de la epidermis" que sufre la raza humana en occidente de un tiempo a esta parte. Gentes de piel excesivamente sensible que se ofenden en nombre de colectivos (a los que a veces pertenecen solo por alejadas conexiones) a los que dicen representar sin que nadie les haya otorgado tal nombramiento. Suele ir aparejado a la conciencia de sentirse seres especiales llamados a hacer esa defensa ante el hecho indiscutible de que "o lo hacen ellos o no lo va a hacer nadie pues los demás miembros del supuesto grupo de pertenencia son unos memos que no verían que les están insultando ni aunque les dieran con el insulto en los hocicos".
Es este un fenómeno reciente y casi ya rasgo característico de estos tiempos en que vivimos. Antes no se daba. Y al preguntarnos el motivo cualquier analista sociológico, e incluso cualquiera a quien preguntes por la calle aun sin un título que respalde su opinión, se da cuenta de que se debe al papel de las redes sociales, que se han convertido en el campo propicio para que los menos favorecidos intelectualmente puedan vomitar su ira en forma de opinión disfrazándola de derecho democrático y de libertad de expresión. 
Reforzados por el eterno paradigma de que "cien millones de moscas no pueden estar equivocadas" se alimentan de su mierda retroaolimentada. Mierda espiral que crece a medida que otra mosca se suma al linchamiento con su intervención falta de sentido crítico y llena de ignorancia y maldad. En las redes cualquiera opina y en megas y gigas lo mismo pesa la del doctor en antropología (que por otra parte no está a salvo de ser un idiota) que la del primero que pasa por allí y suelta su idea de un tema del que hasta un segundo antes no había oído hablar. 
No hay texto alternativo automático disponible.
Y a esa opinión sin base se suman otras, y entre ellas se refuerzan necesitadas de sociabilidad y de respaldo a su inteligencia débil, y eso hace que se extremen cada vez más los puntos de vista protegidos al calor de los míos, y a eso añade una dosis de anonimato y dos de sociopatía necesitada de sentir que alguien te escucha, tres likes y un retuiteo.. y ya la tenemos liada: el insulto en redes sin medir las consecuencias, la afirmación de cosas graves, la imputación de un hecho que está recogido en el código penal, la calumnia, el rumor falso malintencionado, la noticia fake para joder (o para pasar e rato), el chiste fácil que crees solo estar siendo oído por tu micro red de contactos pero que se extiende sin tu permiso y deja de ser controlable.. Y sus derivadas en el bando contrario en forma de respuesta airada, en el trolleo, en el enfrentamiento primero personal y luego de los tuyos (a los que no conoces pero te dan su eterna adhesión e inquebrantable lealtad por vuestra coincidencia de pareceres en eso o en otro tema) que se suman en tu apoyo..

Y ya está: polarizadas las posturas, situados los ejércitos en liza, cabreado el personal..

Lo llaman fenómeno fan y creen que viene de alguna raíz etimológica inglesa relacionada con seguidoras de grupos musicales adolescentes y no nos paramos a pensar que viene de fanático, con todas las letras (Y consecuencias).

Y ya.