martes, 22 de noviembre de 2016

ATRINCHERARSE

"Si te gustan las rubias eres un machista"
Editorial "Iniciativa Mercurio"-2012

"- ¿Y cual es tu secreto para mantener siempre la tranquilidad?
  - No discuto nunca.
  - ¡Bueno, si! No te lo crees ni tú.
  - Vale, pues no será eso."


Una cosa es no discutir por discutir, para evitar llevarse malos ratos o porque estimas que no es rentable y te hace perder el tiempo. O no entrar al trapo de los trolls varios que campan por el mundo. ..Y otra completamente distinta es practicar el erróneo método de rodearte solo de los que piensan como tú en cada tema. Eso conduce a "atrincherarse".

Este verbo define mucho más de lo que a priori pueda parecer.

Supone, como su esencia indica, una postura defensiva en la argumentación, lo cual ya es un fallo en si mismo por lo que resta al argumento de posibilidad de construir.

Conlleva una postura de refuerzo acrítico en tu propia opinión al no encontrar o admitir otro punto de vista distinto con el que comparar, al que escuchar por si tiene algo que aportarte.

Lleva a la polarización de posturas. Cuando alguien se siente cómodo pues se sabe rodeado de interlocutores que le van a dar la razón las posturas se radicalizan sin remedio. Está comprobado. (*)

Engaña haciéndote creer en posesión de la verdad al encontrar solo espejos y no haber ideas en contra de la tuya. Consolida los dogmatismos.

Una conversación entre españoles en que todo el mundo está de acuerdo, amen de pobre y poco enriquecedora para los contertulios, termina, sin posibilidad de equivocarse, en el ataque personal al ausente, al que no está de acuerdo y por tanto no está presente por no haber sido admitido o porque se ha alejado sintiéndose incómodo. Dirige los pasos irremisiblemente a la argumentación excluyente.

..Y redirige en muchas ocasiones a desviar la mirada de la idea o argumento debatido hacia quien la defiende, focalizando en el "enemigo" o "adversario" (el otro) más que en lo que sostiene, que, se supone, era lo importante. 

Refuerza los corporativismos, que, en mi opinión, son la causa de todos los males.

Y en definitiva aburre... Aunque confieso que es más divertido para quienes intervienen eso si. Puede que más pobre intelectualmente, pero lo cierto es que te hechas unas risas cuando te ves apoyado, subrayas lo que otro dice porque es como si lo dijeras tu mismo, te vuelves más fuerte por el apoyo de la masa, te sientes libre para decir tus extremismos porque no solo nadie te va a parar sino que te van a apoyar en ellos, te permite cebarte sin límites en quien piensa distinto llegando fácilmente al insulto, etc.. 

Y si no estás de acuerdo conmigo vete a la mierda. No se que haces leyendo este blog.



























(*) ".. el dogmatismo tiene un mágico efecto multiplicador en proporciones exponenciales como demostró el “experimento Dimple”:
-          Si tienes a cinco dogmáticos con planteamientos radicales, cada uno de ellos por separado alcanzará un máximo de 2 en el alcance de sus actos dañinos (Por ejemplo un talibán o un neonazi solos a lo sumo llegarán a hacer un daño de nivel medio –equivale a un nivel amarillo en la escala de hijoputez de Cotzinsky-[1]).
-          Si les juntas en la misma sala [2] y les permites conocer el grado de radicalidad de los demás y acuerdo entre ellos, las posturas de cada uno se polarizarán y extremarán al sentirse respaldados. Al salir de la habitación no tendrás la suma de cinco radicales (5 por 2) -no verás solo a cinco individuos dispuestos a llegar a 2-,  sino que el grado de disponibilidad personal hacia el daño ajeno habrá aumentado en cada uno de ellos hasta 5 y además el efecto grupo hará exponencialmente más dañino el acto potencial elevándolo a 10 [3] (es una nota al pie, no una potencia).

SI TE GUSTAN LAS RUBIAS ERES UN MACHISTA"


[1] Pronúnciese Cochinsky (y grite si quiere que le atienda que es un poco sordo).
[2] ¡No al talibán y al neonazi entre ellos!
[3] No haga nunca ese experimento sin la supervisión de un adulto y 150 cascos azules. Consulte a su farmacéutico.

martes, 8 de noviembre de 2016

REIVINDICACIÓN DE LA MULTIDIMENSIONALIDAD


Es llanamente insultante la simpleza reduccionista de creer que un ser humano es definible con un solo término. La riqueza de las personas, puede incluso que lo que nos haga serlo y desde luego lo que nos diferencia de otras especies y unos individuos de otros entre sí, es precisamente la variedad. No solo la variedad como distinción dentro del grupo sino, sobre todo, la multidimensionalidad que nos hace individuos.

El ser humano es multifacético y complejo. No tiene nada de sencillo. Nadie puede ser descrito solo por uno de sus rasgos. Eso es sumamente pobre. Lo que conforma la personalidad de cada uno de nosotros son las miles de características que la componen y, es más, la forma en que estas se interconectan entre si.

Alguien es alguien, y es diferente a otro alguien, por sus amigos, las personas a las que se ha acercado, aquellas cuya compañía ha rechazado, sus aprendizajes, sus aficiones, sus anhelos, sus apegos, sus necesidades, lo que ve cuando mira atrás, sus promesas, sus incumplimientos, sus lágrimas, sus risas, sus filias, sus fobias, su genética, sus elecciones, sus relaciones, sus influencias, su cultura, sus tradiciones, su ambiente, su educación, su crecimiento, su esencia, su espiritualidad, su fe y su religión caso de tener una creencia, sus principios, sus ideas, sus opiniones, sus fidelidades, su capacidad de razonar en las muchas esferas en que se puede ser inteligente, su pasado, sus esperanzas, sus dogmas, su background, sus citas favoritas, la palabra que elige como lema y guía, lo que come y bebe, sus horarios, sus frustraciones, su color favorito, su aspecto, sus cicatrices y heridas, sus juegos, sus pensamientos, sus reflexiones, sus preocupaciones e inquietudes, las gentes con las que se ha cruzado, lo que le ha sucedido y cómo lo ha hecho frente, sus traumas, sus neurosis, sus dolencias y enfermedades, su sentido del humor, del deber, del honor, su forma de practicar el amor, sus inputs, sus influencias, sus referentes, sus héroes, sus ejemplos, las personas a las que admira, las películas que ha visto, los libros que ha leído, las conversaciones que ha mantenido, la música que ha oído, el arte que ha admirado (o no), sus viajes, sus experiencias, sus aventuras, los riesgos que ha tomado, los caminos que ha elegido, los que ha andado literalmente, los puertos en que ha recalado, los precios que ha pagado, sus pecados, sus virtudes, sus excentricidades, lo que le hacen único, por el verso con el que ha contribuido, por los bosques que ha explorado, sus padres, sus hijos, su entorno, su familia, sus temores, sus gustos, sus coherencias, sus incongruencias, su sexualidad, su carácter, su fuerza de voluntad, su capacidad para recuperarse y su resiliencia, sus sueños, sus habilidades, sus defectos, sus cualidades, sus vicios, sus debilidades, sus rechazos, sus fracasos, sus aciertos, sus respuestas, sus silencios, sus posicionamientos, la fuerza con la que defiende sus posturas, sus lealtades, sus traiciones, sus rasgos, su infancia, su país, sus decisiones, sus costumbres, sus miedos, sus fortalezas, la forma de gestionar sus talentos y las oportunidades que le brinda la vida, sus reacciones, su forma de mirar, su honestidad o falta de ella, sus grises, sus líneas rojas, su curiosidad, lo que le apasiona, sus errores, su manera de relacionarse con otros, con el dinero y los bienes materiales, con la muerte, con el dolor, con la comodidad y el confort, con la mentira, por lo que le entristece o le hace reír, por su forma de llenar los vacíos, por su sensibilidad, por sus palabras y sobre todo por sus hechos y sus obras... 

Es grosero tratar de englobar todo lo que es un hombre en una sola palabra. Y dentro de esa grosería el mayor ejercicio de simpleza es tratar de hacerlo por una mera etiqueta (Y ya no te digo si se trata solo de una profesión que es a lo que estamos acostumbrados).

Ninguna persona es solo "español", "musulmán" y menos solo "jardinero" -Y ya de tratar de reducir a esa mínima expresión mejor usar otros recursos, que la información que aporta ese cliché es interesada social y económicamente (de ahí su grosería)-. Las etiquetas reduccionistas conllevan presunciones encadenadas de manera injusta. Hay una querencia natural a rellenar los espacios en blanco con conexiones sin base y además ello permite de manera instintiva clasificar a la gente y categorizarles en "amigos/enemigos".
Sería interesante empezar a responder a la pregunta  "Y tú ¿Qué eres?" con una ristra de adjetivos como: padre, aficionado a la fotografía, coleccionista, zurdo, aries, vitalista, lector de ebook, maniático, moderadamente feliz..

O mejor aún, sería increíble tratar de conocer sinceramente a las personas por todas sus facetas en lugar de reducirlas a solo una de ellas.

Y ya.


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