lunes, 18 de diciembre de 2017

LO JUSTO


En una época en que en la ciencia ficción y el cine (que curiosamente aunque sea por el interés comercial se ha convertido en el último refugio desde donde se nos proponen temas para "hacernos pensar") está de moda el debate de qué es lo que nos hace humanos (Blade Runner, Yo Robot, I.A., Matrix, Robocop, El hombre Bicentenario, Ex-Machina, Frankenstein, Terminator, el HAL9000 de 2001 Odisea del Espacio..) hasta el punto de haberse convertido en uno de sus temas centrales... yo he decidido que ese rasgo es la búsqueda de la verdad, es decir: "LA LUCHA POR SER JUSTOS"

En mi vieja colección de palabras gastadas por el uso en cuyo significado no nos detenemos y ya casi nadie parece recordar, destaca la palabra JUSTO. Ya nadie la usa. Nadie habla de lo que sea o no justo. A lo sumo utilizamos en el lenguaje el término "justicia" refiriéndonos más al poder judicial, a la jurisdicción, al sistema.. que al concepto. Pero no es "Justicia" la idea que hoy me hace pensar y a la que doy vueltas, sino JUSTO. ¿Qué es ser justo? ¿Quién es justo? ¿Cuándo no lo somos?

- Justo te está ese pantalón que no te entra del verano pasado a este. - Dice mi Pepito Grillo sarcástico.

"Causa Justa", "Justos entre las naciones".. (sigo yo pensando para mi sin hacer caso a sus impertinencias, a mi bola y con mi pedrada personal) ..Lo que sea ser o no ser justo ha sido objeto de estudio y pensamiento ético desde hace milenios. Ser Justo ocupó las reflexiones agustinianas, aristotélicas, budistas. Hoy es un término (tanto semántico como conceptual) en pleno desuso. 

Si un genio me preguntase cual es el rasgo que quiero para mí, para quien me rodea, para mis hijos con intención de concedérmelo como deseo y me presentara su terna a elegir entre la bondad, la honestidad y la justicia creo que me decantaría por ser JUSTO. Me pregunto ¿Qué te gustaría pensar de ti mismo el último día? Y mi conciencia me responde: me gustaría poder contestarme FUI JUSTO (*) Porque serlo habría implicado haber sido bueno y honesto. O dicho de otra manera me parecen facetas de un mismo diamante. 
La verdad (lo que está bien y lo que está mal, la idea de lo correcto) está ahí, y es nuestra obligación su búsqueda. Ser justo es ante todo amar la verdad por encima de todas las cosas, y sobre todo por encima de tu interés. Es tenerla por valor sagrado e inatacable. Y defenderla. Ser justo es reconocer en el adversario sus cualidades si son ciertas a pesar de luchar contra él. Es tener principios correctos (basados en la bondad) y mantenerlos aun cuando te pongan en peligro. Es saber donde está lo correcto y ser riguroso en esa autoexigencia aun cuando no te conviene. Es ser ecuánime, que no equidistante ni indiferente, es ser empático, que no identificado con otro. Ser JUSTO es la razón de ser del periodista si lo quiere ser de verdad, del juez, del árbitro, del investigador, del científico, del sacerdote.. pero no del abogado, del político (por desgracia), del comerciante, del empresario (tristemente).. que se mueven por otras razones (razones que ganan en nuestros días la partida).
Ser justo no implica perdón, sino equilibrio y moderación. Templanza, que no pusilanimidad. El perdón es admirable pero está fuera de la justicia. Por mucho que las raíces de la sociedad occidental sean cristianas no hemos incorporado a nuestro código el perdón y sí la justicia (salvo en la polémica figura del indulto). Y ello está bien porque el perdón debe ser íntimo y personal, y la justicia pública y colectiva.


- Pues siempre pensé que hacer lo justito era otra cosa.

No banalices. Ser justo es una actitud de continuo esfuerzo, pues no es connatural al hombre. Un gesto de freno a las pasiones, al odio, a la ira, a aquello que nos nubla el juicio y nos hace alejarnos de la verdad a cambio del interés. Tiene más que ver con enfrentarse a la muerte tranquilo que con un equivocado sentido de retribución o venganza. La inclinación natural es a la comodidad, a la defensa del interés por encima de lo correcto, de los tuyos, de tu tribu, aunque no tengan razón. Todo en la ética humana exige fortaleza y voluntad. La pereza consiste en dejarse llevar por los instintos e instalarse en aquello que no fuerza nuestros deseos primarios. Es contraria a la ética, que exige posicionamiento, autoimposición y sacrificio desde esa óptica. Ser Justo visto así es contranatura y sin embargo esa postura de lucha contra lo que nos pide el cuerpo es en sí misma la esencia, lo que nos hace humanos como especie (**)

.. Es preguntarse antes de hacer algo ¿perjudico a alguien con ello? ¿Sirvo a la verdad? ¿Lo hago solo porque me beneficia? ¿Hago lo correcto?..


..Es Luke decidiendo no matar al emperador para no caer en el lado oscuro, el conflicto de la conciencia, la tensión dialéctica consigo mismo, la eterna lucha del ser humano. Es mantenerse en el lado correcto en esa pelea diaria.


- Me parece bien. Es más.. me parece justo y necesario.


Y ya.
























((*)  Y hablo de lo que me gustaría poder decir de mi, pues aunque por lo que me gustaría ser recordado también es eso creo que ello exige que todos los demás lo sean y no es así.
(**) Es más que evidente que no es el rasgo que nos hace humanos individualmente porque en ese caso estaríamos rodeados de seres inhumanos aunque su parecido físico con quienes si persiguieran ese horizonte ético fuera enorme. 

martes, 3 de octubre de 2017

EL VERDADERO ENEMIGO

Resultado de imagen de camisas pardas

El verdadero enemigo, ese contra el que hay que luchar con todas las fuerzas, es el fanatismo, el dogmatismo. Toda postura cuyo defensor no pueda encabezar su discurso con "Puede que esté equivocado" o "Esta es mi opinión pero estoy abierto a intentar entender la tuya".

DOGMATISMO es creerse tan en posesión de la verdad que se piense que el discrepante está equivocado por completo, tanto que he de corregirlo, convencerlo, señalarlo, marcarlo, acusarlo, apartarlo, hacerle sentir incómodo, atemorizarlo, excluirlo, expulsarlo a ser posible, tacharlo de enemigo, de traidor, eliminarlo en último extremo, construir una sociedad solo de los míos o de discrepantes callados por miedo. Dejar claro de manera aplastante que es evidente que la verdad está conmigo, que tengo la razón, que no cabe otra visión distinta a la mía,..
Creerse tan poderosos avalados por la verdad absoluta que te respalda como para sentirse legitimado a sustituir al otro en su capacidad de decisión dado su error evidente, considerarse validado para imponer tu verdad a los otros aunque sean mayoría por considerar que están errados y porque tu verdad es lo suficientemente importante como para estar por encima de ellos y sus miserables conciencias inferiores.

Es salir como ejércitos de camisas pardas o vigilantes de la pureza y el cumplimiento de la ley islámica a amedrentar al otro, a sus hijos pequeños, a sus familias. Es hacer listas de los que no hacen lo que yo quiero, opinan distinto o no se muestran tan entusiasmados con mi causa como deberían y como yo juzgo que habrían de hacerlo. Asegurarme de que van a votar o incluso de qué han votado lo correcto, hacer imposible la convivencia con ellos si no se someten. Es invadir las aulas a gritos, es contar a los otros, es divulgar sus nombres para que todas las alimañas ávidas de sangre y de "enemigos necesarios" tengan en quien cebarse. Es ser turba callejera, coaccionar a los periodistas, amenazar a los que colaboren con el adversario, intimidar a los viandantes, a los comerciantes, a los demás ciudadanos.. Es convencer de tus ideas a las mentes que están creciendo para que cuando sean mayores nutran tus filas. Es decir que por encima de la ley está tu visión de destino de tu pueblo y que ante eso nada debe detener tal poder.

Es avanzar orgullosos como camisas negras por la calle mayor en muestra de que ahora eres tú quien manda y que se va a hacer desde ahora lo que tú digas. En señal de que quien discrepe se las verá contigo y será aniquilado socialmente en el mejor de los casos. Y hacerlo amparado por lo que crees un bien superior, tus ideas, aunque sea para imponerlas a quien piense distinto. Tan superior que merece la pena barrer al otro si se resiste. Sin tener su realidad y su propia visión en cuenta. Es asomarse al balcón y declararte guía de tu pueblo saltándote la ley y sin el respaldo de la garantía de la democracia argumentando que no te dejan otra posibilidad dada la "cerrazón" de los otros. Es la incoherencia de sostener que puesto que no quieren dialogar tu postura será imponer.

En los casos más extremos se manifiesta como enfermedad incluso; esa forma de esquizofrenia que distorsiona tanto la realidad que se tiene ante los ojos que se termina creyendo la única y verdadera, sin alcanzar a comprender cómo es que los demás no la ven como tú. O la que permite relativizar los principios poniéndolos, por importantes que sean, al servicio supeditado de la causa mayor de tu causa.

Esa SI es la verdadera definición de una actitud fascista aunque no encaje exactamente con la definición política de fascismo.

Y SÍ, hablo de lo que los independentistas catalanes más radicales están haciendo con el resto de los catalanes. Ahora SÍ se puede hablar de opresión, pues ahora SÍ hay catalanes oprimidos allí. Han vuelto a demostrar que son más españoles que nadie. Tienen en el ADN la esencia de serlo: el revanchismo. En cuanto se han sentido con fuerza suficiente han olvidado lo que se sentía siendo minoría y han optado por aplastar la diferencia sin medida hasta anularla.

Si alguien se preguntó alguna vez por qué no hizo nada el pueblo alemán ante el avance del nazismo igual encuentra explicaciones en la realidad a su alrededor hoy.

Y ya.

Para mayor abundamiento

lunes, 17 de julio de 2017

E-LYNCH


Como sucedió con los deportes, a los que la civilización convirtió en sustitutivos de las guerras, está pasando con las redes sociales y las turbas descontroladas. Igual que las batallas sangrientas y deshumanizadas, a través de las que se dirimían diferencias entre naciones y se constataba la superioridad racial de unas sobre otras, fueron relevadas sabiamente por los partidos de fútbol entre selecciones y equipos locales, así los linchamientos se están viendo sustituidos por los scratches virtuales. Y está bien. A nadie se le escapa que es mejor que te insulte una multitud de oponentes políticamente correctos desde la distancia anónima de un tuit que aparecer colgado de un árbol.

Es evidente que es desagradable (También lo es una multitud de Hooligans borrachos gritando barbaridades a un árbitro), pero hay que analizar la cuestión desde el punto de vista de su rentabilidad social.  Reconducir la agresividad de un pueblo contra otro a un campo de fútbol en lugar de quedar a matarse a las afueras de una de las localidades vecinas fue acertado. Sustituir a una turba con sus antorchas quemando a una mujer por bruja por un ejército de descerebrados trolls que te acorralen virtualmente en lugar de abrirte la cabeza y desmembrarte es de agradecer. La sobreactuación de los imbéciles ultraortodoxos de sus dogmatismos es un precio a pagar a cambio de la paz social. La democratización del derecho a opinar como especialista de todos y cada uno de los temas y de marcar lineas rojas inimaginadas hasta ese momento, el derecho de autonombrarte guardián de las esencias de cada campo reservada para la caterva de ignorantes que no tendrían en sus vidas ese espacio de no existir las redes, el avance de las hordas, de los ejércitos, de lectores solo de su propia opinión y correctores del errado.. son las consecuencias de este sabio relevo sociológico en las costumbres.

Leo estos días comentarios (y libros) que tratan la cuestión solo desde la óptica del vaso medio vacío. Y qué duda cabe de que es un fenómeno deleznable el de ser insultado por redes sociales. Pero si lo relativizas tampoco es tan malo. Por comparación, digo. No en términos absolutos. Que a nadie le gusta verse atacado ni de palabra. Solo digo que es más llevadero que lo de antes. 

Como se decía de la prostitución, aquella idiotez de que cumplía una labor social y que evitaba que hubiera más violaciones, las redes también pueden servir de espita a los idiotas que necesitan volcar su mierda. Puede que estemos librando a los frenopáticos de una ingente población gracias a que existe una especie de pizarra en la que escribir tus insultos cuando nadie te ve y hacerlo además desde la distancia que te evita que el insultado te meta una hos***.

Al final va a ser hasta sano (para los unos y para los otros) este tipo de válvulas de escape.

Y ya.

(*) Para quien busque lo que no hay este texto habla de relaciones entre adultos. No pretende justificar por supuesto el bullyng entre menores o la presión social aplastante con los más débiles, campos en los que no me permito ni una sola broma. Que ya tiene uno que autolimitarse para no herir a colectivo alguno.

miércoles, 14 de junio de 2017

NUNCA ESTÉS ENTRE LOS INCONDICIONALES



"Si todos los hombres pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado..

Serás hombre hijo mío.

-SI-
Rudyard Kipling".




Hola Nikómaco, hijo mío. 

Mi consejo de hoy es que nunca estés entre los incondicionales. Son la carne de cañón que aprovechan otros para sus intereses, la masa acrítica, los imbéciles. Que nadie pueda decir que cuenta contigo incondicionalmente.
Mi consejo de hoy es que repelas esa palabra como la más odiosa de las que el hombre haya inventado nunca. Te ruego que no seas nunca incondicional de nada ni de nadie. Extírpala de tu vocabulario y nunca la pronuncies. No trivialices una expresión tan enorme con algo tan vulgar como adjetivarte con ella. Su sola mención conlleva insospechadas rendiciones y consecuencias mucho mayores de las que puedes imaginar. No dejes que nadie pueda pensar que te tiene hasta ese punto.

No encuentro etimología más perversa que la de un término que significa aceptación sin límites de cualquier cosa que se me diga sin poder someterla antes a mi propio albedrío. Que nunca nadie pueda esperar de ti ciega sumisión, obediencia acrítica ni disciplina sin posibilidad de tamizar mediante tu propio criterio. Declararse incondicional de alguien o de una causa supone la rendición absoluta, el ofrecimiento completo de tu esencia, la anulación voluntaria de tu libertad. Es esa la fórmula más maligna de todas las formas existentes de la lealtad. Es ese el regalo más envenenado para quien lo otorga pues ofrece al donado la posibilidad de usarte en todo momento sin la de negarte por dictado de tu conciencia. Vendiste tu alma al diablo cuando así te declaraste. Evítalo ante todo. No lo hagas.

No te dejes engañar por cantos de sirena tampoco. Nada debe ser nunca incondicional por lo que supone de renuncia a ti mismo. Y ni tú mismo tienes derecho a tanta renuncia. Ninguna lealtad, ningún amor, ninguna causa ni persona se merece tu incondicionalidad y demasiado a menudo se bañan esos conceptos de este adjetivo para darle grandilocuencia y apariencia de hermosura. Usa antes otras palabras si quieres expresar esa idea pero no esta.

Si le haces a alguien ese regalo hazlo conscientemente del alcance de tu don. Y cumple tu palabra. Si no estás dispuesto a mantenerla no regales tu incondionalidad. Respétate antes que a nada ni a nadie. No te regales hasta ese punto.

viernes, 2 de junio de 2017

LA CONSULTA


Escena: Consulta del médico. sala de espera. 
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Auxiliar: ¿Don Anselmo Fuentes?

Paciente: ¿Si? Soy Yo 

Auxiliar: Puede pasar

Paciente: Gracias

Doctor: (Desde la mesa al notar entreabrirse la puerta) Pase pase.

(Se sienta en la silla frente al médico) Usted dirá.

Paciente: Pues verá.. es que no siento ningún interés.

Doctor: ¿Perdón? No se si le entiendo. ¿Que no hay nada que le atraiga? ¿Que no tiene usted ningún campo por el que sienta interés? ¿Un hobby o algo así?

Paciente: No, no. No tiene nada que ver con eso. Yo tengo muchas aficiones. Me refiero a que no sé opinar interesadamente.

Doctor: ¿Que no tiene usted opiniones sobre los temas? ¿Que es tibio? ¿Que se esconde en lo del punto medio para no posicionarse?

Paciente: No, no.. yo tengo opiniones firmes. Y las defiendo sin miedo. Es más que si alguien tiene razón aunque me perjudique se lo reconozco. Que no me importa cambiar de opinión en algo si me demuestran que estoy equivocado.

Doctor: ¿Como si no sintiera dolor?

Paciente: Exacto. Ahora lo ha pillado. Es algo así como el dolor, que es un síntoma de algo más.. un aviso de que algo va mal, un mecanismo defensivo del cuerpo .. Pues a mi me pasa que en cualquier campo miro buscando la verdad, lo justo, lo correcto.. en lugar de lo que a mi me venga bien. Y claro estoy indefenso. 

Doctor: ¡Pero eso es malísimo! ¡Usted tiene anulado el gen del egoísmo! ¿Como va a defenderse en sociedad? Lo de ahí fuera es la selva y usted carece de la defensa que todos tenemos.

Paciente: Pues ya ve. Así es.

Doctor: ¿Me permite que haga un experimento? Con él me haré mejor idea de su patología y del alcance de esta.

Paciente: Usted dirá. Adelante. Me pongo en sus manos. Para eso he venido.

Doctor: Dígame.. ¿A qué se dedica?

Paciente: Soy dentista.

Doctor: Ya veo.. Y usted... ¿Hace diagnósticos o presupuestos?

Paciente: Me ofende. Soy un profesional. Busco la salud de quien viene a mi.

Doctor: ¿Nunca ha recetado un tratamiento que no era necesario?.. No se; un corrector, una pieza nueva, una funda..

Paciente: Jamás

DoctorYa veo.. Y..¿Usted es futbolero? 

Paciente: Bueno, si.. algo. Nada excesivo.

Doctor: ¿Equipo?

Paciente: Soy del BarÇa.

Doctor: Y en el partido de esta tarde entre el Madrid y la Juventus ¿Quien quiere que gane?

Paciente: Hombre doctor.. pues el equipo español.

Doctor: ¡Asombroso!

¿Entonces no sabe mentir? ¿Ni aunque sea en defensa de aquello que a usted le vendría bien? ¿Ni aunque le beneficie?

Paciente: Pues no he podido nunca, doctor, la verdad sea dicha.

DoctorPero ¿lo ha intentado con fuerzas?

Paciente: Nada que no puedo.

Doctor:  Mmmmm.. déjeme consultar... (Se levanta y abre un libro deteniéndose en una página)

..Está claro... Esta patología  que usted sufre se denomina honradez o sentido del bien y de lo correcto. Decentia honestis en latín. Es un cuadro sumamente extraño del que la literatura médica recoge casos muy de cuando en cuando. 

..Es un talento que viene muy bien para el desempeño de algunas profesiones en que se exige objetividad como la de juez o periodista, pero claro.. malísimo para ejercer como abogado por ejemplo, o político (al menos tal como lo entiende la mayoría de ellos), o empresario de hostelería o de la construcción, o presidente de club de fútbol..

.. Yo si quiere le receto una cosa pero antes de nada usted tiene que estar seguro de que se quiere curar. Si no, no vale de nada el tratamiento.

Paciente: Si, si. Adelante doctor. Por favor. Que es que esto me está matando socialmente. Soy un paria, un incomprendido. Mu mujer me riñe, dice que no tengo ambición, que si hay que pisar alguna cabeza pues se pisa.. mis amigos no me siguen cuando trato de argumentar porque dicen que soy un desleal a los míos, mis opiniones son manipuladas, se me considera un pusilánime..

Doctor: Pues nada nada.. A seguir un proceso intensivo de "Interesación"

Y Ya.

jueves, 1 de junio de 2017

LA DROGA DEL ESPEJO


No hace falta ser ningún estudioso del tema ni nada terminado en logo (ni neurobiólogo, ni sociólogo, ni antropólogo, ni psicólogo,..) para saber que preferimos oír o leer a quien piensa igual que nosotros que oír o leer una opinión contraria. Nuestro cerebro produce más serotonina cuando lo que oímos nos agrada y nos agrada más cuanto más estamos de acuerdo con lo que oímos. A algunos nos cuesta menos entenderlo si el ejemplo que ponemos es el contrario: notamos, incluso fisiológicamente, de manera somática (en los casos extremos lo llamamos grima), una sensación desagradable ante la opinión contraria. Rehuimos este encuentro de criterios diversos por incómodo (y por no discutir). Aborrecemos del conflicto. Y ello nos lleva demasiado a menudo a refugiarnos en los nuestros.

Es el efecto agradable del refuerzo, que es engañoso, pues lo identificamos con una relación proporcional falsa: a mas gente que piensa como yo más verdad es lo que opino. El espejo nos produce placer en un narcisismo intelectual muy estudiado. 
Ejemplos de esto que comento son las elecciones de medio de prensa (periódico, cadena de radio o televisión) que hacemos para informarnos de la realidad. 

Y la tendencia a la agrupación por intereses no solo no está mal sino que ha salvado a la humanidad. El gregarismo de unirte a otros es un mecanismo de supervivencia y comodidad. Sin embargo sin control solo lleva a un erroneo sentido del corporativismo que putrefacta el de la lealtad mal entendida, a la polarización y a la endogamia intelectual. Además esto tiene un mágico efecto multiplicador en proporciones exponenciales como demostró el “experimento Dimple”:

-          Si tienes a cinco dogmáticos con planteamientos radicales, cada uno de ellos por separado alcanzará un máximo de 2 en el alcance de sus actos dañinos (Por ejemplo un talibán o un neonazi solos a lo sumo llegarán a hacer un daño de nivel medio –equivale a un nivel amarillo en la escala de hijoputez de Cotzinsky-[1]).
-          Si les juntas en la misma sala[2] y les permites conocer el grado de radicalidad de los demás y acuerdo entre ellos, las posturas de cada uno se polarizarán y extremarán al sentirse respaldados. Al salir de la habitación no tendrás la suma de cinco radicales (5 por 2) -no verás solo a cinco individuos dispuestos a llegar a 2-,  sino que el grado de disponibilidad personal hacia el daño ajeno habrá aumentado en cada uno de ellos hasta 5 y además el efecto grupo hará exponencialmente más dañino el acto potencial elevándolo a 10 [3] (es una nota al pie, no una potencia).


A lo largo de la historia de la humanidad hemos tenido ocasión de asistir a las devastadoras consecuencias que ha significado la aceptación ciega de la premisa “bandista”. Parece consustancial al ser humano buscar una tribu o clan en la que refugiarse y estos han servido en demasiadas ocasiones como elemento desinhibidor de los límites morales, éticos y sociales. Las ideas se polarizan muy a menudo por encuentro con quienes piensan igual y ejercen entre si un efecto multiplicador. Ese es el paradigma de los grupos de extrema ideología política y base de los fanatismos de toda índole. Hemos visto como este erróneo corporativismo y este sentido de la lealtad mal entendida (a la familia, a la orden, al regimiento, a la patria, al partido, al equipo de futbol..) sin el tamiz del sentido crítico personal han llevado al absurdo de sostener que antes haya que defender a los míos, aunque estén equivocados, que a la verdad[4]. Todos nos sentimos más cómodos entre “los nuestros”, nuestros afines, los que se han manifestado en una dirección parecida a nosotros en alguna ocasión. Es natural. Esa es la razón de ser de los “grupos socialmente reconocibles” como eran las tribus urbanas, con las que nos resultaba fácil identificarnos por estética y por la ética que presumíamos llevaban aparejadas. El problema radica a menudo en lo que hacemos en la confianza de estar protegidos por los nuestros, en la seguridad de que se van a sentir obligados a seguirnos o en la rapidez con que nosotros seguimos a algunos de estos “afines”. También hay que estar atentos a las “perdidas de control” que los grupos humanos suelen tener cuando nos encontramos entre los de nuestro mismo parecer o grupo.[5]

Y ya.


[1] Pronúnciese Cochinsky (y grite si quiere que le atienda que es un poco sordo).
[2] ¡No al talibán y al neonazi entre ellos!
[3] No haga nunca ese experimento sin la supervisión de un adulto y 150 cascos azules. Consulte a su farmacéutico.
[4] Credo de la Legión: “A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio”.
[5] Los compañeros del antidisturbios que se extralimita golpeando a una viandante inocente y en lugar de detenerle o recriminarle su actitud gritan a la agredida que se vaya antes de que la siga golpeando.

miércoles, 31 de mayo de 2017

LENGUAJE DE REBAJAS


Como sabemos el lenguaje es una de las herramientas mas utilizadas para promover el bandismo y favorecer la generación de odio, enfrentamiento y tensión. Hoy abordo una de sus mas manipuladoras instrumentaciones; la del uso falaz y malintencionado de las palabras grandes para describir conceptos pequeños.

Debemos vivir en una sociedad opulenta y acomodada (es una ironía retórica, es evidente que es así) cuando rebajamos con tanta facilidad la gravedad de algunas palabras. Me sucede que leo y oigo con frecuencia usar términos mayúsculos, grandilocuentes y de gran importancia, palabras que tendríamos que reservar para ocasiones destacadas y no usarlas con tanta facilidad ni permitir que nadie lo hiciera, aplicadas a realidades que desde luego no se definen con el término usado ni tienen esas dimensiones. Suelen ir aparejadas a la defensa o ataque de colectivos completos en esa escalada del lenguaje que tan de moda está recientemente. Y no debemos tolerar estas rebajas en el significado de algunas palabras por respeto a las realidades que sí definen (o por tener claro a quien no hay que tener respeto).

Me pasa con la palabra fascista (o su diminutivo facha) que por elevación se usa en exceso para referirse no a los fascismos históricos sino a todo el que no está de acuerdo con mis ideas. Empezó haciéndose esto como insulto hiperbólico pero quien lo usaba era consciente de estar exagerando para ser más ofensivo. Sin embargo de un tiempo a esta parte se usa simplemente para referirse a toda persona que manifiesta una idea que no está clasificada entre las supuestas ideas progresistas.
También sucede con nazi por ejemplo como sufijo a femina para significar extremismo o postura polarizada, o con machismo añadido a micro.

Me sucede de la misma forma con la palabra opresión, que veo usada con ligereza en defensa de colectivos de la más variada índole (religiosos, lingüísticos, sexuales, regionales,..) pero que no se corresponde con la realidad de lo que yo entiendo por un colectivo oprimido al pasear por las calles de esos lugares, entrar en sus bares, hablar con esas gentes, verlas manifestarse en redes o espacios públicos, etc. Me parece a mi que hay mucha exageración desmedida en el uso de mucho opresor y mucho oprimido. 

De la misma manera este lenguaje de saldo se usa habitualmente en los medios y por los personajes públicos. Me molesta oír usar la palabra terrorismo aplicada a cualquier otra cosa distinta del verdadero terrorismo, solo por acentuar lo pernicioso de algo o aumentar el carácter despectivo del comentario: "terrorismo del lenguaje" ¿Que es eso?

También es frecuente para algunos hablantes creer que basta con añadir otra palabra (por ejemplo "político") a una de estas palabras con carga importante para atenuar su gravedad en el lenguaje cotidiano y así oímos "asesinato político", "masacre política", etc.

Tenemos que dejar de usar estos términos tan a la ligera por respeto a las realidades que realmente definen. Por respeto a los colectivos verdaderamente oprimidos, al sufrimiento provocado por los auténticos fascistas, por los nazis reales, etc. A veces me avergüenza lo que pensaría un gay checheno, un esclavo negro o un cristiano kurdo si les expusiéramos ciertas situaciones consideradas por algunas personas como de "opresión". Creo que hay términos graves que deberíamos reservar para las situaciones y realidades graves. O usarlos con respeto si se trata de una hipérbole, pero desde luego jamás utilizarlos sin saber lo que estamos diciendo realmente, no lo que estamos queriendo decir, o llegará un día (Yo creo que ya ha llegado) que no recordemos el mal verdadero porque creamos que el mal era esto, y olvidemos lo que fue el fascismo, lo que es la verdadera opresión, lo que hizo el nazismo, lo que hace e hizo el terrorismo, lo que es el machismo real y el daño que provoca..

Las causas verdaderamente justas e importantes se banalizan con este uso hiperbólico del lenguaje.

Y ya.



domingo, 21 de mayo de 2017

EL DEDO Y LA LUNA


"Si eres capaz de ver tu verdad retorcida por los pícaros
para convertirla en lazo de los tontos
.. 
serás hombre hijo mío."
Rudyard Kipling


“Soy responsable de lo que yo digo, no de lo que tú entiendas”.

"Seguro que os ha pasado alguna vez. Habéis intentado exponer una idea y cuando os habéis dado cuenta estabais hablando de otra cosa. Alguien había cogido parte de vuestra explicación y la había aprovechado para introducir otro tema completamente distinto. Y lo peor es que se las había arreglado para exponerlo como si la suya hubiera sido la idea que vosotros tratabais de exponer.

Suele suceder que lo que hace quien así actúa (conscientemente o no) es que toma un corolario menor de vuestra argumentación, algo adjetivo que en principio no era la idea central, un hilo menor y colateral, y se centra en ello distrayendo del argumento inicial convirtiendo este tema secundario en nuclear como si esa parte del discurso, que inicialmente era meramente instrumental, fuera la importante de vuestra exposición -En el peor de los casos un mero ejemplo que has usado para ilustrar tu tesis-.

A veces lo hace de buena fe. Equivocadamente no comprende tu concepto y asume que te referías al que él ha entendido (o al que ha presumido). Otras es simplemente esa querencia que tienen algunas personas a protagonizar las conversaciones ajenas para lo que desvían cambiando de tema para que se trate la cuestión que a ellos interesa usando para ello un supuesto hilo de conexión menor con lo que tú señalabas. Puede ser que se trate de una mera reducción o simplificación; como no ha entendido bien la idea principal la resume erróneamente en otra completamente distinta incluso tratando de explicar a tu audiencia lo que has querido decir. Hay también ocasiones en que, como dice el proverbio, simplemente nos encontramos ante una simple diferencia de niveles en el dialogo, pues es bien sabido que hay quien se fija en el dedo cuando otro señala la luna y que las personas simples hablan de otras personas, la gente común habla de cosas, pero los verdaderamente inteligentes hablan de conceptos. Incluso a veces, solo a veces, por suerte las menos, estamos ante un caso claro de intento de manipular, un argumento falaz, el de distraer intencionadamente del tema importante para convertirlo en algo menor, para minimizarlo, para "convertirlo en lazo de los tontos".

Puede ser que lo que quieras decir es por ejemplo que la guerra es siempre atroz, y para ello hables de la maldad humana y concretes en los esfuerzos de diseño en algunas armas pensadas para hacer el mayor daño posible. Y en un despiste, en unos segundos, te encuentres en medio de una polémica en torno al derecho a portarlas, mientras tu piensas ¿Como hemos llegado aquí?, Si yo de lo que hablaba era de las miserias de la guerra. 

Pero lo peor de estas situaciones suele ser cuando alguien entiende tu postura como polarizada en defensa de alguna posición que no era la tuya ni nunca trataste de defender o incluso como si le estuvieras atacando personalmente. Y, sin comerlo ni beberlo, de repente te ves defendiéndote de los ataques de uno de los contertulios (a menudo quien redirigió la conversación a un tema que no era el que tú estabas presentando).

- ¿Que pasa, que no pueden en Texas llevar armas porque tú lo digas? ¿No son libres? ¿No son lo suficientemente inteligentes para decidir por ellos mismos?.. Ya son mayorcitos sin tu ayuda. ¿Eres acaso más listo que una de las democracias más antiguas del mundo?

Ves como tu tema inicial se aleja irremisiblemente sin posibilidad de retomarlo a pesar de tus esfuerzos. Y eso sucede todavía a más velocidad cuando entre los participantes en la conversación hay algún otro que olvidando el tema central sigue el hilo abierto por el que ha "cambiado de tema" hacia la cuestión menor y auxiliar respecto a la tuya.

Y entonces el daño ya está hecho. Ya nadie recuerda de qué hablabas inicialmente ni cual era la idea que querías exponer. Ya solo queda que alguien ha presumido que tú estás en una determinada postura y lo ha elevado a verdad absoluta al haberlo verbalizado.


- Me preocupa últimamente la señora Perkins. Tiene la casa llena de gatos.
- Y que tienes tú contra los gatos. Yo tengo gato..... Te ponía yo a ti a limpiar las aceras, que estoy hasta los c****** de pisar las mierdas de vuestros perros.

Y ya"


-Sobre la Ley de Hassel-Terry y el Sistema Esteban de adjudicación, 
así como en lo relativo a mecanismos de defensa antes estas actitudes:

SI TE GUSTAN LAS RUBIAS ERES UN MACHISTA





viernes, 19 de mayo de 2017

LA CONTRAETIQUETA


Es muy común, por lo que se ve, caer en el error de contraetiquetar. Llamo así al acto reflejo que lleva a cabo mucha gente de manera automática consistente en adjudicarte un bando de pertenencia por acción-reacción. Si has criticado algo es que eres del extremo opuesto. Y sin embargo merece la pena detenerse momentáneamente en analizar este fenómeno para no darlo por hecho y para no permitir que seamos víctimas del mismo.

Bob Woodward y Carl Bernstein (Y el mismo Washington Post) fueron tachados de afines al partido demócrata por hacer bien su trabajo, ser objetivos y pillar a Nixon en un renuncio que le obligo a dimitir en el caso Watergate. A la Juez Alaya se la alistó en las filas conservadoras por perseguir eficazmente al PSOE en el caso ERE. Si manifiestas tu repulsa por los casos de corrupción en la Comunidad de Madrid alguien rápidamente te encuadra en el PSOE o en PODEMOS. Cuando pones una carita de enfado en un comentario que te parece traído por los pelos por exagerado en la defensa feminista de la igualdad de oportunidades recibes de inmediato el golpe del/la hater/troll de turno que te tacha de machista. Es una estrategia manipulativa sumamente frecuente esta de contraetiquetar. Y eficaz por lo que se ve.

Y no. No por oponerte a algo o criticarlo eres del bando contrario.
La realidad no es polar aunque así sea mucho más sencillo entenderla para los simples y más fácil presentársela para los manipuladores. Hay toda una escala de grises entre el blanco y el negro en la que situarnos (aparte del derecho a que no nos sitúe nadie).

No por hacer una crítica opuesta al nacionalismo regional has de ser un centralista jacobino o un españolista ultra. No por reírte de un meme protagonizado por alguien de un color eres de los del color contrario. No por considerar que no fue penalty sobre Neymar es que eres del Madrid.

miércoles, 8 de marzo de 2017

BANDISMO DE ACTUALIDAD

No merece la pena cambiar ni una coma. Ni me atrevería.

"Yo creo que lo de Mercedes Milá y José Miguel Mulet (aka el bioquímico) es una demostración a pequeña escala de cómo funcionan fenómenos mediáticos como Trump o HazteOir. En ese programa, Mulet da una respuesta racional y sosegada al libro La enzima prodigiosa, cuyo contenido desmonta con argumentos. Milá le responde que está gordo, las redes arden, todo el mundo considera, no sin razón, que Milá es una gilipollas terminal, pero hete aquí que de lo que se habla es de su mal carácter y de su estupidez, mientras que la explicación racional y sosegada sobre un libro en concreto casi desaparece. Estamos ante el enfrentamiento de la hoolingan televisiva y el bioquímico, el mal contra el bien, lo cutre contra lo estudiado, pero del tema, que es un magufo, ni flores. Trump y HazteOir usan la misma táctica: sueltan la barbaridad y se aprovechan de la polarización, del tú contra mí, para que se esté hablando de ellos gratis por todas partes. Para Milá, Trump y HazteOir el tema es irrelevante, como lo es para el público, que sólo necesita expresar su opinión sobre el conflicto. Los titulares no son "Un bioquímico desmonta el libro de Hiromi Shinya ante las protestas de Milá", sino "Milá llama gordo a un bioquímico". Y así todo. Los cabreadores profesionales son expertos en coger las olas de la red."

Juan Soto Ivars