miércoles, 14 de junio de 2017

NUNCA ESTÉS ENTRE LOS INCONDICIONALES



"Si todos los hombres pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado..

Serás hombre hijo mío.

-SI-
Rudyard Kipling".




Hola Nikómaco, hijo mío. 

Mi consejo de hoy es que nunca estés entre los incondicionales. Son la carne de cañón que aprovechan otros para sus intereses, la masa acrítica, los imbéciles. Que nadie pueda decir que cuenta contigo incondicionalmente.
Mi consejo de hoy es que repelas esa palabra como la más odiosa de las que el hombre haya inventado nunca. Te ruego que no seas nunca incondicional de nada ni de nadie. Extírpala de tu vocabulario y nunca la pronuncies. No trivialices una expresión tan enorme con algo tan vulgar como adjetivarte con ella. Su sola mención conlleva insospechadas rendiciones y consecuencias mucho mayores de las que puedes imaginar. No dejes que nadie pueda pensar que te tiene hasta ese punto.

No encuentro etimología más perversa que la de un término que significa aceptación sin límites de cualquier cosa que se me diga sin poder someterla antes a mi propio albedrío. Que nunca nadie pueda esperar de ti ciega sumisión, obediencia acrítica ni disciplina sin posibilidad de tamizar mediante tu propio criterio. Declararse incondicional de alguien o de una causa supone la rendición absoluta, el ofrecimiento completo de tu esencia, la anulación voluntaria de tu libertad. Es esa la fórmula más maligna de todas las formas existentes de la lealtad. Es ese el regalo más envenenado para quien lo otorga pues ofrece al donado la posibilidad de usarte en todo momento sin la de negarte por dictado de tu conciencia. Vendiste tu alma al diablo cuando así te declaraste. Evítalo ante todo. No lo hagas.

No te dejes engañar por cantos de sirena tampoco. Nada debe ser nunca incondicional por lo que supone de renuncia a ti mismo. Y ni tú mismo tienes derecho a tanta renuncia. Ninguna lealtad, ningún amor, ninguna causa ni persona se merece tu incondicionalidad y demasiado a menudo se bañan esos conceptos de este adjetivo para darle grandilocuencia y apariencia de hermosura. Usa antes otras palabras si quieres expresar esa idea pero no esta.

Si le haces a alguien ese regalo hazlo conscientemente del alcance de tu don. Y cumple tu palabra. Si no estás dispuesto a mantenerla no regales tu incondionalidad. Respétate antes que a nada ni a nadie. No te regales hasta ese punto.

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