martes, 11 de septiembre de 2012

RIZANDO EL RIZO: EL CASO ARCADI ESPADA,
UN "ANTIBANDISTA" POLEMISTA

Pues ya que hablamos de periodistas que generan polémica me gustaría hacerlo de Arcadi Espada. He de confesar que las primeras veces que leí algo suyo o que le oí hablar no me gustó su manera de expresarse. Tenía un punto de soberbia y agresividad que siempre me han molestado en un periodista. Sonaba dogmático. Incluso en sus silencios y en la tranquilidad y moderación de sus planteamientos, sus respuestas y su tono había algo de prepotente. No ocultaba su intención de generar polémica con los temas que abordaba y el prisma desde el que solía (y suele) hacerlo. La forma de responder a otros contertulios y oyentes le hacían un poco antipático.
Sin embargo con el tiempo he aprendido a apreciar su especial estilo. A veces estoy de acuerdo con él en lo que sostiene y otras sus principios me parecen completamente erróneos. Eso es magnífico. Se llama diversidad de opinión.

Sin renunciar a reconocer que le gusta adoptar la pose de “independiente a toda costa” valoro que realmente lo sea en el fondo. Sé que aprecia ese tono polemizador por encima de otras cosas, pero creo sinceramente que no por encima de lo que piensa que es la verdad en cada momento y sobre cada cosa, ni por encima de su autonomía. En eso se diferencia de “polemizadores” amarillistas que valoran la polémica en sí misma por encima de sus principios hasta el punto de cambiar estos (acentuandolos generalmente) para aumentar aquella. Arcadi Espada exagera sin duda un poco su pose pero no tanto para generar bandos como a veces para hacer ver al receptor sus incoherencias o la falta de base de sus postulados (los del lector u oyente que le critican sus opiniones.)

Llamo a la entrada “Rizando el rizo” porque Arcadi Espada logra una cosa difícil. 
Por una parte asume ese perfil autónomo de cualquier bando y emite opiniones independientes incluso entre ellas (no formando parte del corpus de ideas de una corriente o tendencia, sino las suyas propias sobre cada tema). Así es posible encontrarle discutiendo de manera furibunda a un nacionalista catalán su independentismo y al día siguiente hablando con naturalidad del hecho diferencial catalán. Y hacerlo con coherencia entre ambos mensajes y sin que estén reñidos entre ellos. Pero sobre todo sin necesidad de representar ninguna corriente o facción.
..Y por otra parte ser un periodista polémico que genera pasiones (en contra, pues los que le seguimos solemos ser más moderados que los que le critican).

Arcadi Espada es un acentuado “antibandista”, si es que ese término cabe y no es una contradicción en si mismo, pues no solo no se arrima a ninguno de los bandos, y denuncia por igual a unos y a otros, y a sus pueriles juegos para mantenernos cabreados, sino que señala el bandismo mismo de las instituciones y el sistema. Para mí la mejor prueba de su autonomía como periodista es el haberse granjeado opositores en todos los puntos del arco político.

Pero lo que más me gusta es cómo su independencia descoloca a los bandistas, quienes, por esencia, necesitan tener a la gente bien clasificada para saber si son de los suyos o de los otros. Y Arcadi es muy difícil de encasillar. Los más simples de sus “críticos” pecan precisamente de no serlo (en su sentido de análisis inteligente de sus opiniones) y en su imbecilidad caen en simplezas que llegan a ser ridículas:
Arcadi tiene un fuerte acento catalán y eso confunde a menudo. Hay idiotas que identifican esto con el nacionalismo (no uno ni dos imbéciles, los hay a patadas) y, sin escuchar sus posturas, critican los excesos del nacionalismo vociferando contra él en antena (repitiendo a menudo argumentos que instantes antes ha defendido el mismo periodista). Él, en las decenas de ocasiones en que esto le ha pasado, siempre contesta lo mismo:

-¿Pero ha escuchado usted algo de lo que he dicho?

Pero el acento ciega a los idiotas (está comprobado por el famoso experimento “Zukkerd” de la universidad de Lovaina)

Lo que menos me atrae es su afición por generar a veces tensiones con los exaltados y radicales. Eso tiene un punto bandista. Sin embargo me gusta oírle y leerle a ver con que me sorprende cada día. Porque una cosa hay que reconocer: es tan polemista como independiente, y a veces da la sensación de que se plantea los temas o las respuestas que da, pensando .. “a ver como descoloco hoy a los bobos”. 
Valoro su forma de plantearlos pues es equilibrada (en cuanto al fondo) y te deja el hilo abierto para que tú te generes tu propia opinión que él respeta. Propone temas y reflexiones desde un punto excesivo e incluso escandaloso como método “mayeutico” de hacer que el oyente piense, se haga preguntas y se dé sus propias respuestas. Y es consecuente y valiente en la defensa de sus propias posiciones.

Atención al ejercicio de bandismo que se hizo con él en esta cocasión.




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