lunes, 3 de febrero de 2014

DETECTAR LAS COJERAS AJENAS



Hay un cierto perfil de persona, por desgracia sumamente extendido, que necesita constantemente saber "con quien se juega los cuartos".  Esa necesidad de saber "de qué pie cojea cada uno" es la lacra de las relaciones sociales. Son gentes que no pueden vivir teniendo cerca a quien considera de los otros y, claro, para eso necesita saber de un vistazo quien lo es y quien no. Han de saber si les van a respaldar en sus planteamientos o por el contrario les van a llevar la contraria cuando digan algo. Gentes para los que la diversidad es un peligro y un terreno en el que no se manejan bien. Para quienes los que tienen ideas distintas a las suyas son enemigos. Esto demuestra una falta de confianza en uno mismo y en las propias ideas y opiniones ciertamente alarmante. Requieren siempre verse rodeados de personas de las que sepan que no les van a dar una sorpresa. Coincidentes casi gemelos en posicionamientos que se localizan con facilidad entre si y retroalimentan mutuamente. Formadores de bandos naturales por afinidad que pasan al ataque a "los otros" como lógica derivada del hecho mismo de tener ideas propias (¿?).

Es tal la necesidad que la habilidad de "detectar de qué pie cojea cada uno" de sus contertulios y de las personas con las que se relacionan, ha conseguido sublimarse convirtiéndose en talento. Sutiles (o no tan sutiles) preguntas que les dan mucha información. Pistas en forma de reacción o actitud ante frases dejadas caer (simpatías, asentimientos, sonrisas..) que ellos tienen como pruebas definitivas de afinidad o de enemistad cuando pudieran ser simplemente gestos de amabilidad como contertulio. Detalles que les hacen saber si son de los suyos o de los otros.

De tanto tener que hacerlo he terminado desarrollando a su vez una habilidad especial para detectar a estos detectores de cojeras ajenas y sus actitudes. Me molesta especialmente su actitud a la defensiva. Su rigidez dogmática en las posturas. Su agresividad con el que consideran el contrario. 

Estoy un poco cansado ya de tener que recordarles a muchos de ellos que no por pensar diferente de ellos dejo de ser su amigo o de llevarme bien con ellos. Harto de reivindicar mi derecho a tener opiniones propias sin el miedo a que al darme la vuelta sea objeto de sus críticas por "diferente", de explicar que se pueden tener relaciones con personas sin necesidad de que solamente pueda ser si "son de los tuyos" y de que se pueden tener conversaciones enriquecedoras hasta "con los otros", y ello, sorprendentemente, sin tener que discutir ni tener que llevar todo dialogo al enfrentamiento entre posturas polarizadas. De tener que explicar cada vez que muchos de nosotros no funcionamos en esa clave de "o conmigo o contra mi" y que simplemente nos movemos por la vida conversando sin prejuicios sin tener que convencer a los demás de nuestras posturas o de "defendernos" de los "ataques" de los otros en forma de opiniones distintas.

Claro, que igual me estoy metiendo donde nadie me llama porque ellos y ellas se lo pasan bomba siendo así.

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