Y AHORA IMAGINEN QUE ESA NIÑITA...
Hay cosas que están bien o están mal. Independientemente de cómo afectan a mis intereses. Independientemente de si las dicen los míos o los otros. Independientemente de cual sea mi bando o a quien pertenezca. Pero hasta que no hacemos el ejercicio de empatía de tratar de verlas sin ese prisma del interés o el filtro del egoísmo no somos capaces de aceptarlo. Hasta que no dejamos de apreciar las cosas desde nuestro "bando" no vemos lo poco relativo de ciertas cuestiones.
Siempre que veo esta escena me sobrecoge. Se trata de la película Tiempo de Matar. Es la historia de un abogado que defiende a un hombre negro que ha matado al violador de su hija. Resume a la perfección lo interiorizado que tenemos el bandismo, lo intrínseco que lo llevamos metido dentro. El juicio acaba. Sabe que lo va a perder. Su cliente va a ir a la cárcel. No ha conseguido hacer entender al jurado sus razones. No ha conseguido que la sociedad de una ciudad del estado de Mississipi comprenda por qué lo hizo.
Son cinco minutos de discurso. Un alegato morboso y un tanto desagradable.
..Pero los quince segundos finales te rompen y te hacen pensar tantas cosas...
Son cinco minutos de discurso. Un alegato morboso y un tanto desagradable.
..Pero los quince segundos finales te rompen y te hacen pensar tantas cosas...
Postdata: La reflexión no es sobre el derecho a la venganza, sino sobre nuestra dificultad para la empatía y la ceguera parcial que los intereses personales y una supuesta adscripción a uno de los bandos nos produce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario