martes, 29 de marzo de 2016

EL SINDROME GROMENAGÜER


"No podemos dejar de agradecer al preclaro autor de "Si te gustan las rubias eres un machista" por su visión clarificadora y su excelente sentido divulgativo. Esta obra abordó en su momento, más aún, sistematizó y aclaró al profano en un lenguaje comprensible para cualquiera, una de las actitudes vitales más imbricadas en la psique humana: la querencia manipuladora a asignar bandos de pertenencia a las personas por prejuicios y etiquetas sin base.

En opinión de este modesto filósofo y sociólogo doméstico el talento de esta obra radica en su formato desenfadado y su ironía retorcida, pero sobre todo en la forma en que acierta retratando los recovecos más secretos del alma en lo referido a ceder a nuestros primeros impulsos en el trato social.

Y, más que nada, en su continua actualidad, en la aplicabilidad constante e inmediatamente reconocible de los locos principios en que basa su "teoría de la Estrategia de bandos".

Estos días atrás mirando la realidad nacional a través de la ventana privilegiada de la prensa no podía evitar acordarme de sus líneas, y acometo hoy la tarea de contribuir al decálogo que el autor inventa con mi propio "Síndrome" por su evidente relación con la teoría general bandista.


Siguiendo el estilo de aquellas líneas he bautizado al mismo como "Síndrome de Gromenagüer, de contagio por aproximación ideológica (aun momentanea) o principio de identificación copiativa por relación -contacto tangencial-".


Se trata de la curiosa relación que establece el bandista en su relato al conectar a quien toca un objeto las cualidades del objeto tocado. Se aplica a los casos en que el bandista entiende/presume las características de la persona con que alguien se relaciona a este último, adjudicando a una persona los rasgos de otra por el hecho de tener una relación de algún tipo con aquella. Se extienden de esta manera las cualidades o defectos del "contactado" aunque sea tangencialmente sobre el sujeto que le ha "tocado" a modo de contagio de caracteres personales.


"Pedro Sánchez es un radical pues se quiere reunir con Podemos"

"Albert Rivera es de derechas pues mantiene al PP en la Comunidad de Madrid"
"La proetarra Carmena que pertenece a un partido que en Euskadi no condena suficientemente el terrorismo"
"Pablo Iglesias claramente es un independentista pues simpatiza con el nacionalismo catalán"

Es la vieja teoría de "Si es amigo de X que es azul es que el también es azul" o "Si no quieres que te acusen de ser A no tengas contactos con los que son A"


Y yo me pregunto ¿Cuales son los límites? ¿Cuándo cree la persona que piensa de esa manera que deja de estar contaminado alguien por contacto? ¿Al cabo de cuantos roces deja de apreciarse el efecto?


Si, por ejemplo, Podemos apoya con su voto en un Ayuntamiento Guipuzcoano una iniciativa de Bildu (que como todos sabemos no ha condenado tan tajantemente como se quiere la violencia etarra del pasado), y luego el PSOE se sienta a negociar con ellos, que es el mismo PSOE que gobierna en Andalucía con los votos de investidura de Ciudadanos.. ¿Se puede decir que estos últimos son peligrosos terroristas separatistas?


¿Cuantos contactos intermedios ha de haber habido para que el rastro genético del bandismo se pierda? ¿Cuantos se requieren para que se difumine el elemento contaminante? ¿A cuantos pacientes ha de infectar el contagioso virus antes de perder su fuerza?"



Texto encontrado en un cuaderno de los tirados por el suelo en la habitación de Ignatius J. Reilly