PAUTA DE NEWBERRY
(o GENERALIZACIÓN ABSOLUTA)
A para el caso
X, luego A para todo lo que se parezca a X.
“- El otro día fue el juicio contra el tío
que me atracó por la calle y tuve que testificar. Estaba aquí sin papeles y le
van a devolver a su país. Me parece bien.
-
Ya veo. Estas
a favor de la expulsión de los inmigrantes.”
El 12 de enero de 1987 marca el inicio de la carrera de Adam Mortimer
Priest (de quien nunca se supo por qué le llamaban “Newberry”) como “cazador de
incoherencias”. Tras ser el afortunado ganador de un premio de 125.000 dólares
de la lotería del estado de Kansas su mente hizo finalmente “chack” y perdió la
razón. Gracias a la fortuna recién adquirida pudo abandonar a su mujer y a sus
hijos en la granja de mofetas que regentaba y dedicarse a cumplir su sueño. Se
diseñó su propio uniforme de superhéroe, una mezcla entre su pijama favorito y
sus mallas de running regalo publicitario de la marca Budweiser. Montado a
bordo de su Lincoln granate del 82 recorrió el país a la caza y captura de
incongruencias personales. Había reunido durante toda su vida un total de 12
voluminosos álbumes de recortes. Contenían declaraciones inconexas sin mas
vínculo entre ellas que el de haber sido hechas por alguien y publicadas en
algún periódico. No trataban sobre ningún tema en particular, ni eran de nadie
concreto. Solo frases convertidas en titulares. “Nadie escucha al agricultor
americano medio”, “los horarios comerciales deberían flexibilizarse”, “empecé a
coleccionar bolsas de basura en los 70”. Su locura tenía método, dijeron años
después los médicos que le trataron en su internamiento. Tras una pequeña
investigación de cada persona (que a veces le costó una demanda por acoso dado
que nunca fue muy hábil para esconderse en sus vigilancias y que las hacía
disfrazado con su “uniforme”) se dirigía (así vestido) a las puertas de toda América
y enarbolando ante su emisor el titular correspondiente en cada caso le echaba
en cara su incoherencia personal.
-
¿Es usted el James Lowat que el 8 de Julio de
1985 hizo ante un periodista del “Independence Chronicle” la siguiente
afirmación: “las fresas de Wisconsin son las mejores del mundo”? Porque si es
así le sugiero que replantee sus prioridades, amigo. No se puede presumir de
consumir productos americanos y luego comprarse un coche coreano como el que le
he visto aparcado a la entrada… ¡Ja![1]
Durante los seis años que duró su encierro en la institución mental
“Brokenbrains” Newberry se dedicó a volcar sobre 876 rollos de papel higiénico
su ingeniosa teoría. En ella defiende su ya famosa “pauta” según la que
considera justificado convertir en reglas generales, aplicables a todo caso,
las afirmaciones pensadas y proyectadas sobre situaciones concretas. Se trata
del criterio de “aplicación rigurosa” o de “coherencia continua”. Según ello
una afirmación tuya aplicada a un caso específico y particular siempre se podrá
entender como regla universal que se puede proyectar sobre cualquier caso
(aunque la analogía esté pillada por los pelos). Toda opinión expresada se
convierte automáticamente en regla general universalmente aplicable a todo lo
que te ataña aunque no tenga nada que ver con la situación que la originó. Se
considerará probado que pretendías que la afirmación valiera para todos los
casos sin distinción. Esta idea se expresa delicadamente en el eufemismo
“elevar la anécdota a categoría”.
Para quien actúa según esta mentalidad las ideas no pueden ser
concretas (válidas para un caso específico). Siempre son universales o
generales aun cuando nacieron para una situación. La “Pauta de Newberry” ha funcionado siempre como
puerta de entrada para el “Teorema de López
del Río” de agrupamiento de Ideas y al “etiquetado indiscriminado”. Se
entiende generalmente que se puede extrapolar a un tema más amplio una opinión
local sobre un tema menor. Que quien opinó A
en una ocasión sobre una cuestión circunstancial y anecdótica debe sostener las
mismas r azones cuando haya que
aplicarlas a un tema de mucha mayor trascendencia aunque solo se asemeje
tangencialmente.
[1]
Se trata de la reproducción literal del texto que consta en la denuncia
que hizo Mr. Lowat en la oficina del Sheriff local para justificar por qué
había entrado a por su escopeta para echar a aquel chiflado del jardín de su
casa.
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