En una antología de fragmentos de Galdós de la editorial Rey Lear,
titulada: *"La fe nacional y otros escritos sobre España"*, en la página
69, aparece el siguiente texto, fechado en 1912...
"Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el
Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el
presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán
en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y
analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y
llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en
muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el
educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de
recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia
práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las
turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria
(...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los
antediluvianos (...) La España que aspira a un cambio radical y violento de
la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han
de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de
tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y
nuevos focos de lumbre mental".
Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el
presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán
en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y
analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y
llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en
muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el
educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de
recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia
práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las
turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria
(...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los
antediluvianos (...) La España que aspira a un cambio radical y violento de
la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han
de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de
tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y
nuevos focos de lumbre mental".