"La normalidad es un lugar en que se esconde gente muy rara"
Reconozco que en una cultura en la que usamos la misma palabra para referirnos a lo que es correcto y a lo que es habitual es difícil aceptar a quien decide salirse de lo establecido. En español algo es normal o no lo es. Y la carga que usar ese término conlleva es enorme aunque no nos paremos a pensarlo. En nuestra lengua y nuestra mentalidad lo aceptable desde el punto de vista ético (lo "bien hecho"), es lo que hace la mayoría de la gente. Otros idiomas distinguen "right thing" de "often, usually".. La misma expresión "Salirse de la norma" añade a la connotación estadística (no cumplir con la media, con lo "habitual") otras tres acepciones en nuestra psique: normativa (la norma como lo regulado), ética (corrección desde el punto de vista de los valores) y social (aceptación/rechazo).
Con estos antecedentes lingüísticos la diversidad lo tiene crudo. Lo "no normal" (lo raro, lo extraño, lo distinto..) conlleva una carga peyorativa enorme. Son términos en esencia negativos. No solo se refiere a la frecuencia con la que aparecen, sino que nuestra cultura y pensamiento asume que son sospechosos a priori cuando no directamente negativos y rechazables.
Oí en una ocasión a alguien decir "que manía.. ¿tanto les costaría ser normales?" y se me encendieron todas las luces de mi detector de intolerancias y catetismos provincianos. Una alusión como aquella encierra miles de años de poso vigilante ante lo distinto, de miedos, de xenofobias, de control, de supremacismo, de dogmatismo, de nacionalismo, de fanatismo, de inquisición, de corporativismo defensivo,.. Lanza el mensaje del rebaño, del conformismo, de la recomendación de no destacar.
Nuestra forma de hablar (que es tanto reflejo de nuestra forma de pensar social como constructora de esta) nos empuja a la discriminación al señalar sutil e inconscientemente al diferente (a quien supone una incidencia en la regla general) no solo como una nota inesperada, sino disonante, discordante y rompedora de la armonía, una distorsión de la linea recta tranquilizadora, una aberración que nos provoca ansiedad, una bola negra llamativa entre las blancas, y que por tanto requiere extirpación. Lo irregular es negativo, imperfecto, curable, se puede arreglar.. Lo minoritario es indeseable respecto a la deseable uniformidad. Esa incómoda y molesta punta de pico destacada llamativamente en la agradable gráfica plana nos desasosiega. Todos llevamos a un pequeño dogmático dentro que sueña con un mundo en que nuestras ideas se impongan y no haya disidencias. Todos pensamos alguna vez que los otros están equivocados y no nos explicamos como es que no lo ven tan claro como nosotros.
Y esta visión que cabría ante un tumor o ante un delincuente no cabe en otras realidades distintas a la "habitual" ya sean estas posturas filosóficas personales, distintos cuadros de valores, creencias religiosas, opciones sexuales, visiones políticas .. y mucho menos por supuesto deberían tener cabida en cuestiones meramente estéticas como lo racial, la vestimenta o el peinado.
La cuestión tiene un enfoque distinto además y en el que merece la pena detenerse un momento en la reflexión, en la sacralización de las mayorías, que por serlo se creen en el derecho de imponerse (por exiguas que sean las diferencias con las supuestas minorías en algunas ocasiones -verbi gratia el "process"-).
A toda esta reflexión podemos añadir además el hecho comprobado por la experiencia de que cada cual tiene su propia pedrada y en realidad "la normalidad es mucho más minoritaria de lo que pensábamos" (Y si no lo creemos bastaría para comprobarlo que un diablo cojuelo levantara los tejados de las alcobas y pudiéramos tener acceso a las fantasías sexuales "rompedoras de reglas" que cada uno lleva a cabo en la intimidad). Si amigos, todos sabemos que en muchos ámbitos lo público y lo privado no coinciden (redes sociales, sexo,..) y las reglas aceptadas socialmente no siempre se cumplen. Y el respeto a las minorías se acepta. Y lo innovador deja de tener connotación negativa pasa asumirse que puede ser positivo, .. o neutro.. o darnos igual. Y la regla pasa a ser la excepción, y hay tantas excepciones (Cada individuo es una) que la supuesta excepción se convierte en regla. Y lo normal es lo diverso. Cada vez más. Por suerte.
Y ya.
Otro día le daremos una pensada a la relación entre la "normalidad" (aceptación social) y la "tradición", y de como por ser algo que "siempre se ha hecho así" ha pasado a ser asumido sin pararnos a pensar si es bueno o no.
Oí en una ocasión a alguien decir "que manía.. ¿tanto les costaría ser normales?" y se me encendieron todas las luces de mi detector de intolerancias y catetismos provincianos. Una alusión como aquella encierra miles de años de poso vigilante ante lo distinto, de miedos, de xenofobias, de control, de supremacismo, de dogmatismo, de nacionalismo, de fanatismo, de inquisición, de corporativismo defensivo,.. Lanza el mensaje del rebaño, del conformismo, de la recomendación de no destacar.
Nuestra forma de hablar (que es tanto reflejo de nuestra forma de pensar social como constructora de esta) nos empuja a la discriminación al señalar sutil e inconscientemente al diferente (a quien supone una incidencia en la regla general) no solo como una nota inesperada, sino disonante, discordante y rompedora de la armonía, una distorsión de la linea recta tranquilizadora, una aberración que nos provoca ansiedad, una bola negra llamativa entre las blancas, y que por tanto requiere extirpación. Lo irregular es negativo, imperfecto, curable, se puede arreglar.. Lo minoritario es indeseable respecto a la deseable uniformidad. Esa incómoda y molesta punta de pico destacada llamativamente en la agradable gráfica plana nos desasosiega. Todos llevamos a un pequeño dogmático dentro que sueña con un mundo en que nuestras ideas se impongan y no haya disidencias. Todos pensamos alguna vez que los otros están equivocados y no nos explicamos como es que no lo ven tan claro como nosotros.
Y esta visión que cabría ante un tumor o ante un delincuente no cabe en otras realidades distintas a la "habitual" ya sean estas posturas filosóficas personales, distintos cuadros de valores, creencias religiosas, opciones sexuales, visiones políticas .. y mucho menos por supuesto deberían tener cabida en cuestiones meramente estéticas como lo racial, la vestimenta o el peinado.
La cuestión tiene un enfoque distinto además y en el que merece la pena detenerse un momento en la reflexión, en la sacralización de las mayorías, que por serlo se creen en el derecho de imponerse (por exiguas que sean las diferencias con las supuestas minorías en algunas ocasiones -verbi gratia el "process"-).
A toda esta reflexión podemos añadir además el hecho comprobado por la experiencia de que cada cual tiene su propia pedrada y en realidad "la normalidad es mucho más minoritaria de lo que pensábamos" (Y si no lo creemos bastaría para comprobarlo que un diablo cojuelo levantara los tejados de las alcobas y pudiéramos tener acceso a las fantasías sexuales "rompedoras de reglas" que cada uno lleva a cabo en la intimidad). Si amigos, todos sabemos que en muchos ámbitos lo público y lo privado no coinciden (redes sociales, sexo,..) y las reglas aceptadas socialmente no siempre se cumplen. Y el respeto a las minorías se acepta. Y lo innovador deja de tener connotación negativa pasa asumirse que puede ser positivo, .. o neutro.. o darnos igual. Y la regla pasa a ser la excepción, y hay tantas excepciones (Cada individuo es una) que la supuesta excepción se convierte en regla. Y lo normal es lo diverso. Cada vez más. Por suerte.
Y ya.
Otro día le daremos una pensada a la relación entre la "normalidad" (aceptación social) y la "tradición", y de como por ser algo que "siempre se ha hecho así" ha pasado a ser asumido sin pararnos a pensar si es bueno o no.
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