Como la violencia y la agresividad (o tal vez al ser razón última de estas), el "bandismo" es una querencia de nuestra condición. Una tendencia intrínseca al hecho de ser humanos que va de serie en nuestro instinto y a la que nuestro ADN ético nos indica que debemos hacer todo lo posible por resistirnos. Y sin embargo es tan fuerte en nosotros cultural y socialmente (puede que fisiológicamente o psicológicamente como una especie de impronta) que es fácil creer que nos es consustancial y que en realidad no debemos renunciar a ello o que no es un defecto sino una virtud (o cuando menos algo tan nuestro que no hay por qué plantearse luchar moralmente contra ello).
Soy de la opinión de que es un comportamiento aprendido más que algo instalado en nuestra psique desde antes de nacer porque también creo que hay sociedades en las que es menos pronunciado y otras (Sin duda la española) en que lo está de manera completamente enraizada.
No es una técnica en si mismo aunque hay personas tan hábiles que han detectado todo el potencial que tiene esta querencia del ser humano, esta cierta necesidad, y la explotan para sus intereses económicos o de poder e influencia (periodistas, medios de comunicación, políticos, religiones..) desarrollando, ellos si, una completa técnica para ello.
Tiene mucho que ver, o se deriva directamente, de la necesidad de comodidad de las personas, que, en una de sus primeras expresiones
se materializa en la búsqueda de refugio social en el grupo de los afines. Es por tanto un fenómeno sumamente social aparte de una querencia individual.
Como tal inclinación consiste en refugiarnos en el grupo de "los nuestros" por comodidad y afinidad. Se polariza y empieza a ser éticamente condenable cuando ese posicionamiento de refugio (comprensible) se convierte en enfrentamiento con el diferente, el que piensa de otra manera. Esa polarización en su manifestación más extrema es el dogmatismo, que llevado a la máxima expresión se convierte en fanatismo.
Se expresa en prejuicios, ideas preconcebidas y presunciones hacia los otros por su aspecto o elementos externos antes de haber determinado por si mismo sus opiniones sobre las diferentes cuestiones, derivación del resto de un corpus de ideas de una sola, etc.
La lástima es que se haya tan extendido que cuesta darse cuenta de que no es correcto y es asumido como muchos como aceptable y natural. Eso hace que sea tan fácil la manipulación usándolo como herramienta para mantener a gran parte de la población enfadada y distraída mediante la técnica (esta sí) de promover bandos enfrentados de distintos, fomentar la agrupación por oposición, la obediencia ciega, la disciplina de partido acrítica, etc.
Su antídoto es la individualidad inteligente y tamizadora de los estímulos externos hasta construirse su propia opinión sobre cada faceta de la realidad que la merezca.
Como tal inclinación consiste en refugiarnos en el grupo de "los nuestros" por comodidad y afinidad. Se polariza y empieza a ser éticamente condenable cuando ese posicionamiento de refugio (comprensible) se convierte en enfrentamiento con el diferente, el que piensa de otra manera. Esa polarización en su manifestación más extrema es el dogmatismo, que llevado a la máxima expresión se convierte en fanatismo.
Se expresa en prejuicios, ideas preconcebidas y presunciones hacia los otros por su aspecto o elementos externos antes de haber determinado por si mismo sus opiniones sobre las diferentes cuestiones, derivación del resto de un corpus de ideas de una sola, etc.
La lástima es que se haya tan extendido que cuesta darse cuenta de que no es correcto y es asumido como muchos como aceptable y natural. Eso hace que sea tan fácil la manipulación usándolo como herramienta para mantener a gran parte de la población enfadada y distraída mediante la técnica (esta sí) de promover bandos enfrentados de distintos, fomentar la agrupación por oposición, la obediencia ciega, la disciplina de partido acrítica, etc.
Su antídoto es la individualidad inteligente y tamizadora de los estímulos externos hasta construirse su propia opinión sobre cada faceta de la realidad que la merezca.
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