sábado, 10 de octubre de 2015

E-REDUCCIONISMO

Por un momento estuve tentado de pensar que el bandismo empezaba a recular como expresión sociológica. Pero me equivocaba. Siempre aparecen fenómenos sorprendentes que recuperan lo peor de nosotros. Tal vez nunca se fue del todo y su contracción social solo fuera un espejismo. Tal vez sea un iluso y un confiado.

Porque me he dado cuenta de que hoy más que nunca asistimos a la materialización de uno de los peores bandismos. Por fácil y extendido: El reduccionismo en Internet.

Las redes sociales podían haberse convertido en el anhelado espacio para el intercambio y el enriquecimiento mutuo que muchos deseabamos. Sin embargo se han quedado simplemente en reflejo de lo que somos los humanos: una sociedad heterogenea en que la mediocridad y la simpleza campas por sus anchas. 

La mejor muestra es la práctica imposibilidad para mantener una conversación en público sobre un tema. Rápidamente aparecen en ella posicionamientos encontrados de manera polarizada y agresiva, trolls destructivos, aprovechados del anonimato, incapacitados para la empatía, etiquetadores y adjudicadores de bandos, intervinientes que creen que eres de los suyos en todo por compartir una idea (o dar un "me gusta") o que eres de los otros y por tanto sue enmigo en todo por manifestar un desacuerdo, etc.

No sabemos "dialogar" en vivo así que no se podía esperar otra cosa de hacerlo virtualmente.

De todos las "tics" que se repiten en ese campo el que menos soporto es la maniquea tendencia a la etiqueta y el reduccionismo simplificador. Esta es una clara herencia de otro fenómeno que ya hemos tratado: la obsesión por los "titulares" en prensa, por los "slogans" cortos, por los "tuiteos" de menos de 144 cacracteres".

Me duele ver retorcidos mis argumentos como lazos por los necios (Rudyard Kipling dixit) para llevarme a su terreno, usarme como fuente de autoridad respaldando alguna aberración con la que no estoy de acuerdo en absoluto, o contradecirme sin sus propias razones. Me duele explicar una idea compleja (que por esencia es rebatible y en eso está lo verdaderamente hermoso, y lo es por su complejidad que a menudo paga el precio de la precisión en términos de completa coherencia) y que alguien, para que pueda ser entendida por mentes simples como la suya, la reduzca a un slogan básico y generalizador del que se pueda decir "ah, ahora lo entiendo. Tu eres de los míos (o de los otros)". Las ideas complejas lo son precisamente porque no pueden traducirse a lenguajes simplificadores. El absurdo esfuerzo por encontrar en los casos complejos de abstracciones conceptuales una frase que los resuma las convierte en otra cosa. No todo es científico y racionalista y puede ser aplicado a todos los casos sin excepción como regla (Ni la excepción confirma nada). Si no entiendes algo, no lo entiendes. Punto. A mi me pasa a menudo. Y no por ello convierto el mensaje en algo distinto de lo que significa para poder entenderlo.

En un argumento de alguien con empatía e inteligencia pueden encontrar conexiones con las que simpaticen personas de distinto punto de vista. En una explicación puede haber coherencia interna sin que tenga que tenerla con un corpus de ideas que los simples a priori presumen conectadas a aquella por afinidad. Nada es absoluto (afirmación absoluta por excelencia) y todo tiene excepciones, matices, grises y tonalidades. La idea general llevada al detalle conlleva contradicciones sobre las que es enriquecedor hablar, y no son errores ni invalidan la hipótesis. 

No pasa nada por reconocer estar en parte de acuerdo con alguien y en parte no. Hace más amable y verdadero el debate.

Y ya.