miércoles, 21 de febrero de 2024

GENTE QUE SOSPECHA

 

Gente que no se fía de ti si no te tiene ubicado. A la que le molesta no poderte etiquetar. Que se siente incómoda y confundida si te escucha una opinión con la que te encasilla y luego, al oírte o leerte otra que no corresponde a esa categoría, se extraña. O que no entiende que no sostengas lo mismo que se supone que los "tuyos" sostendrían sobre ese tema. Y que para defender su postura dogmática y rígida te tacha a ti de incoherente por no quedarte quieto en un lugar esperable y predecible. Y arreglado. Su sistema queda recolocado. Todo donde debe estar. 

Gente que sospecha de ti si no te sitúa claramente en un bando. Que te adjudicó uno y ahora le trastocas sus prejuicios con lo que sostienes. Gente que no comprende que puedas no ser de los suyos ni de los otros, o que no creas siquiera que haya que serlo. Gente que te tacha de tibio o de equidistante por no manifestarte furibundamente (le da igual que a favor o en contra mientras le sirva para tenerte localizado) ante una polémica. Por no posicionarte siempre se trate el tema del que se trate del mismo lado. Que necesita tenerte como aliado o enemigo pero poder anticipar tus posiciones. Que no entiende que no repliques los argumentarios dictados por otros sino que tengas tus propias opiniones ante cada cuestión.

Gente que preferiría "saber de qué pie cojeas" y que, lo quieras o no, te va a terminar vinculando a una corriente porque no sabe entender la realidad sin esa clasificación. Que prefiere estar solo entre los suyos y oír solo sus mismas posturas para reforzarse. Y te ven como un intruso si no estás claramente adherido de manera inquebrantable o tienes matices que añadir a sus frases hechas. Que te tiene por desleal o falto de compromiso si no estás al menos tan enfadado como él.

Y ya.





martes, 20 de febrero de 2024

LO DE MENOS ES SI ES CORRECTO O NO

 

.. Lo único importante es la disciplina de voto, prietas las filas, que nadie se mueva en la foto. Más importante que no traicionar tus ideas o tus principios es no traicionar a los tuyos. Que hacen una barrabasada,.. te callas al menos si no aplaudes. Que dicen lo contrario de lo que tenían que decir, lo repites y te subes al carro o te vas. Que están destruyendo aquello en lo que creías y convirtiéndolo en otra cosa, miras para otro lado y dejas seguir a los que ahora dirigen. ¡Como se te ocurre traicionar a la familia!¡A mi! Con razón o sin ella. ¡El Equipo! ¡El Equipo!

Y ya.

ANÁLISIS DE UNA NOTICIA

 

Hace falta ser MUY miserable y no quedarte ya el más mínimo rastro de humanidad ni decencia para ser tan pobre de espíritu como para hacer esto. Lo peor es que lo haces sin pensar, porque crees que es lo que se espera de ti, o por obedecer ciegamente instrucciones, por mera pose polarizadora e incluso victimista. Los muertos son Guardias Civiles,.. pues no puedo dejar de dar la nota y me voy para que nadie me pueda hacer una foto teniendo un gesto de respeto por ellos. Y luego, eso si, me busco excusas para un comportamiento tan despreciable en que hay que verlo todo en conjunto, que si el necesario equilibrio, que si no se abarca con este gesto a todas las víctimas, que si el acto lo convoca la ultraderecha y es hacerle el caldo gordo a los fascistas (Ya se sabe que con el enemigo no se puede ir ni al lavabo). Miserias morales.

Tienes la mente tan infantilmente construida, tus consignas son tan inmaduras, tan de patio de colegio, que das asco. Dibujaste en el suelo con tu tiza de odio la línea de ellos y nosotros y aunque ya no te acuerdas por qué fue sigues jugando a tu juego destructivo. Que quede bien claro quien está a cada lado. Y está claro cual es el lado correcto. Aquel en el que no esté la gente que hace lo que haces tú.

Que alguien de los que te justifica me dé una sola razón que explique tu actitud en este caso y que no sea el más puro e irracional de los odios. La única razón que no admito. La única razón que nunca lo es.

¿Y sabes qué es lo peor? Que es social, que está asumido, que somos así. Que habrá quien lea estas líneas y se diga.. Piensa esto en este tema y se pone contra estos,.. por tanto pensará esto otro en otro tema y estará siempre con los otros, .. es uno de los míos, o de los de enfrente. La gente así, como los del artículo, no ha entendido nada.

Y ya.

domingo, 19 de noviembre de 2023

JUGAR CON FUEGO

 

De las muchas formas que hay de jugar con fuego me repugnan especialmente algunas que se han convertido en muy populares sobre todo en redes sociales, y que curiosamente usa con asquerosa falta de responsabilidad gente desde todas las posturas y de todos los colores (Mira que curioso, en intentar manipularnos y en los métodos para hacerlo sí están de acuerdo)

1) Lanzar como verdadera una noticia incendiaria inventada (o exagerar una cierta) con intención malvada de hacer daño a sabiendas de la falsedad, a ver si se enciende la llama de la ira de la peña. Sin medir las consecuencias. Solo por ver hasta donde de lejos llego con mi basura en el intento de cabrear al personal (Memes, titulares inventados, atribuciones de citas falsas a personas reales, etc.)

2) Creérselas sin contrastarlas en absoluto mientras respalden mi propia opinión.

3) Rebotarlas hasta el agotamiento, repetirlas en el día a día a la mínima oportunidad como si tuviera una misión divina, usarlas como argumentarios dictados o peor, como mantras de un loro que se cree gracioso por repetir una rima fácil o un insulto pretendidamente ingenioso, contribuyendo al clima de enfado y a la espiral de tensión y reforzando el reconocimiento de los míos (que nos distinguimos de los otros porque usamos esos lemas) con estas "claves" de alto nivel intelectual.

4) Usar palabras grandilocuentes que hacen mucho daño para describir realidades diferentes a las pretendidamente descritas ("Terrorismo" mediático, "Fascismo", "Golpe de Estado", "Ultraderecha") con ánimo de enervar los ánimos y enfrentar.

5) Exigir posicionamientos agresivos y hacerlo de manera agresiva so pena de ser señalado públicamente por la masa inquisitorial.

6) Aumentar artificiosamente la nota dramática como si al opinador le excitase rebozarse en el lodazal y la alarma.

7) Manifestar enfado porque el oyente no esté tan enfadado como el que emite esa opinión polarizada.

8) Subrayar como ajenas opiniones propias intentando con ello crear el ambiente de "opinión generalizada" del tipo de "ojalá no pase pero yo cada vez oigo más lo de.."

.. la cosa es no medir las consecuencias como si fuera mejor cuanto peor.

Y ya.

EL ARTE DE CONVERSAR

 

Se hace urgente recuperar esta habilidad que un día tuvimos. Y no me refiero a la oratoria, sino al diálogo. No estoy hablando de entrenar la capacidad de exponer ideas con claridad, sino a la de exponerlas en el marco de un intercambio. Tampoco hablo de la discusión o el debate, en los que se intenta convencer al otro, sino de la simple conversación.

Hemos olvidado que no se trataba en el mejor de los casos de guardar silencio cortes mientras el otro interviene pero sin escuchar lo que dice. Usamos el espacio en que estamos callados para preparar la respuesta sin oír la suya. Nos creamos una etiqueta del interlocutor por sus primeras palabras (es de "los míos", es de "los otros") y construimos el resto de la interlocución sobre esa presunción apoyándole en un caso -y apoyándonos en él esperando su lealtad corporativa-, o contradiciéndole en todo lo que sostenga sea lo que sea por ahorrarnos trabajo y no salirnos del cliché.

Concebimos el intercambio de opiniones como batalla en la que uno está en lo cierto y el otro errado. En la que el objetivo es vencer al otro (ni siquiera convencerlo), ganarlo, aplastarlo con nuestros argumentos o las formas. Y estamos desaprovechando las posibilidades de aprendizaje mutuo que una conversación tiene.

Preferimos el monólogo colectivo de los que opinan lo mismo a la divergencia. Nos sentimos confortablemente rodeados de opiniones iguales a las nuestras que nos refuerzan. No manejamos bien la incomodidad de la diferencia de opiniones. Y es así a menudo por el apriorismo de nuestro dogmatismo que nos hace sentirnos en lo cierto sin fisuras.

Hemos perdido la capacidad de la empatía de tratar de entender por qué el otro piensa lo que piensa, y la humildad de plantearnos en qué puede que lleve razón y yo esté equivocado. Vamos a la conversación a enseñar al equivocado la verdad y nunca a aprender del otro que puede aportarnos nuevos puntos de vista.

Se hace urgente recuperar el espíritu de construcción de algo común aun en lo mínimo de una conversación cotidiana. Por encima de la agresiva necesidad de demostrar mi versión sobre la suya. Sin renunciar a la asertiva postura de reconocernos el derecho a tener opiniones sólidas pero sin entender por ello que el que opina distinto no lo tiene igual porque está equivocado desde nuestra óptica.

Recomiendo que lo pruebe quien no lo ha hecho. Nada hay tan intelectualmente estimulante ni tan gratificante que una auténtica conversación de altura.

Y ya.


lunes, 21 de agosto de 2023

MINORITY REPORT

Los clichés, etiquetar a las personas, categorizarlas desde las presunciones generalizadoras, etc. no son el problema. Todos ellos son mecanismos sociales comprensibles, lógicos y hasta necesarios. Ahorran tiempo en las relaciones sociales y además tienen un alto grado de acierto porque se basan en la experiencia y la probabilidad estadística. 

Es verdad que en muchos casos si alguien viste de determinada manera o ha opinado sobre un tema en cierta dirección puede que pertenezca al colectivo que nuestra vivencia nos dice que habitualmente piensa así o se manifieste en otro campo en determinada dirección "esperable". Hasta ahí es comprensible su uso en sociedad. Las reglas de comportamiento de los grupos se basan esa "confianza probabilística" o "esperabilidad".

Por supuesto que es lógico actuar sabiendo que el cliché existe y a menudo es real,.. pero como no siempre es así..

El problema está en hacer de la probabilidad norma, de lo posible (por alta que sea esa frecuencia) un absoluto. El problema está en la expresión "regla general". En convertir de manera automática la "mayoría" de las veces en "todas" las veces. En olvidar que no siempre se cumple y hay ese porcentaje de casos que merecen respeto aunque sea minoritario y son la excepción que rompe la regla. El problema no es generalizar si somos conscientes de que es un mero mecanismo de eficacia social y ahorro. El problema viene de convertir en dogma la etiqueta y establecer la regla de que sea así siempre hasta el punto de permitir que se constituya en base indiscutible de normas legales, decisiones políticas, etc. Ello atenta contra el derecho a la individualidad, a la necesaria atención a la diversidad, a la libertad personal de no ser homogéneos, contra ser humanos en el fondo.

El problema está en entender la diferencia como falta de respeto a eliminar por problemática. Es actuar SIEMPRE partiendo de que la etiqueta es sagrada y se cumple en el 100% de los casos por lo que puedo aplicarla sin análisis crítico a todos los casos. 

..El problema radica en rendirnos como individuos en nuestro actuar siempre a la regla general sin espacio para la excepción, y como sociedad a la etiqueta. No luchar contra ese instinto que todos tenemos a la generalización y a la presunción aun admitiendo que generalmente (valga la paradoja) acierta. Es el respeto a esa posibilidad de minoría lo que hace nacer el fanatismo.

Y ya.